¿Una... Nueva Vida?

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Me despierto en una sala completamente hecha de hormigón, a simple vista. Tiene columnas de hierro y creo que está insonorizada, es cuadrada y tiene dos altavoces a izquierda y derecha, el suelo está hecho de granito reforzado y con una sobre placa negra.

Tengo delante un espejo polarizado y una puerta metálica.

Estoy ¿atada? ¿Anclada?, no sabría explicarlo, tengo unas especie de esposas en manos y pies que parecen ser parte de la silla metálica en la que me encuentro.

Mis manos están apoyadas sobre los reposa brazos de esta, anclados, y mis piernas están pegadas a las patas, tambien ancladas.

Noto un regusto en la boca, siento todo mi cuerpo pesado y me cuesta centrar la mirada; me han drogado.

Intento despertarme a mí misma, pero es en vano ya que entra un hombre, según me ve despierta grita dentro de la puerta por la que entró.

- ¡El sujeto A-26 despertó! ¡Es la hora de la P-24!

No entiendo el código que utiliza, bueno, supongo que esa era la intención.

Al principio el hombre se va y en la sala entran 4 personas: las dos chicas que, ahora que recuerdo, me tiraron dardos, y los dos chicos que me habia encontrado y con los que me habia chocado.

Muestran todos el mismo gesto: una cara imperturbable, pero los ojos de cada uno expresan algo, aunque no estoy lo suficiente despierta como para identificar que.

- Esto va a ser interesante - dice la rubia, todos asienten - aunque tendremos que aguantar las respuestas cortas de alguien drogada.

- Tú me drogaste - consigo balbucer con una voz extraña debido a que no puedo mover la boca ni la mandíbula.

Ante eso todos parecen sorprenderse un poco, aunque es dificil decirlo con esa expresion imperturbable.

Así que bien: o no es normal que hable tan pronto, o no es normal que me acuerde. Descarto enseguida la primera, tienen pensado interrogarme, es obvio que esperan que hable.

Parece que, " Tímido" iba a responder por "Rubita" pero la puerta se abrió con la persona menos esperada en ella: Mila Royal.

Mi madre.

- Por fin despiertas - dice con el desdén tiñendo su voz, se vuelve a meter dentro un segundo y sale con un vaso de agua, bebe un poco y el resto me lo tira a la cara - así saldrá de su ensoñación y podrá responder con coherencia. - Me mira a mí, pero obviamente le habla a los adolescentes que tiene detrás.

Al instante recuerdo todo y ya no me sorprende tanto el hecho de verla secuestrando a su propia hija.

Sacudo la cabeza intentando despejar mi mente y dehacerme  de un poco de agua.

- ¿Que quieres? - la miro arqueando una ceja. Ella siempre quiere algo.

Sonríe, lo que me hace desconfiar.

Chasquea los dedos y al instante vuelve a aprecer el chico que antes la llamó, pero, esta vez, con una carpeta en sus manos que le entrega a mi madre.

En ningun momento aparta sus ojos de mí.

La escaneo intentando descubrir algo, y me doy cuenta de que todos, todos, llevan un traje negro, el de las chicas es totalmente apretado pero los chicos llevan un pantalón más suelto, bueno excepto la chica de ojos azules que tambien lo lleva suelto, así que supongo que lo pueden elegir.

Me distraigo del escaner cuando mi madre comienza a abrir la carpeta y leer.

- Sujeto : A-26

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