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El día era hermoso, el Sol brillaba pero no quemaba, la brisa era fresca, las hojas de otoño, con su característico color naranja, caían suavemente por la acera, no había pronóstico de lluvias y las personas caminaban tranquilamente por las calles. Simplemente un día perfecto. Pero no para Víctor.

El estaba en la recepción de un hospital, esperando a que le dijeran que podía pasar a visitar a Niela. Desde aquel incidente, no ha pasado un día en el cuál no haya ido a visitarla. Durante 4 largos meses. Hubiera lluvia, sol, granizo o nieve, siempre la visitaba.

-Puedes pasar- le dijo una enfermera vestida completamente de blanco, con un portafolios en la mano y una pequeña sonrisa.

Víctor no dijo nada, solo se levantó y empezó a caminar a la par del característico sonido de las zapatillas de la enfermera. No era necesario que le dijeran por donde ir, conocía perfectamente el camino, todo ahí era familiar, el olor a medicina, la temperatura ligeramente más alta que afuera, incluso algunas veces, el desconsolado llanto de mujeres que han perdido algún familiar o a su bebé.

-Adelante- la enfermera le abrió la puerta de la habitación a Víctor y recibió un "gracias" de parte de este.

-¿Aún viene Víctor a visitarla?- un par de enfermeras se acercaron a la primera después de que esta cerrara la puerta -ya han pasado 4 meses desde entonces, se ve que enserio es muy especial para ella.

-Sí, no ha pasado ningún día en que no la visite, todos le dicen que debería rendirse, que nunca despertará, pero parece no escucharles- dijo la primera enfermera. Todo el equipo del hospital lo conocía, jamás habían visto a alguien que fuera tan constante en sus visitas a un paciente.

-Es muy tierno de su parte- comentó la tercera enfermera -me gustaría tener un novio igual- y con esto se separaron para ir a ayudar a otros pacientes.

Víctor se acercó a la chica que se encontraba recostada en la cama de la habitación y no pudo evitar que un sentimiento de culpa recorriera su cuerpo. Odiaba sentirse así, sentir que por su culpa, Niela estuviera en ese estado.

-Niela, por favor, por favor, despierta- el chico se acercó a la cama de la habitación -sé que todos ya te dan por muerta pero por favor, no te vayas de mi lado- Víctor se quedó esperando unos segundos viendo el rostro de Niela que seguía neutral, sin indicios de que fuera a despertar, así que le tomó la mano -Niela por favor, no quiero perderte, no sabes cuánto me importas, solo quiero que me vuelvas a sonreír como lo hacías antes, quiero que me hagas sentirme completo de nuevo, por favor, por favor.

Después de unos minutos en los cuales Víctor lloró en silencio, decidió levantarse y regresar a su casa, de todos modos, hacía eso todos los días pero nunca daba resultado. En el momento que iba a abrir la puerta para salir, volteó para darle una última mirada a Niela y en ese momento, la mano de esta empezó a moverse, los monitores empezaron a marcar que sus latidos aumentaban considerablemente y sus ojos empezaron a temblar.

-¡Enfermera! ¡Doctor! ¡Está despertando!

***

-¿Víctor? ¡Víctor!- un chico y una chica corrían en dirección hacia Víctor. Habían recibido un mensaje de este avisándoles que Niela había despertado. Aquellos chicos eran Dylan y Galia, compañeros y amigos cercanos de Niela.

-¿Dónde está Niela? ¡Tengo que ver a Niela!- exclamaba Galia intentando entrar a la habitación pero Víctor se lo impidió poniendo un brazo en frente de ella -¿Víctor?

-Hay una mala noticia- Víctor mantenía sus ojos pegados al piso.

-¿Mala noticia? si ya despertó debe estar bien ¿no?- Dylan se acercó a su amigo.

Aún no te olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora