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La mañana era agria, pero por alguna extraña razón se sentía genial.

A la edad de 17 años uno puede pensar que la vida va comenzando para un adolescente. Comienza a pensar en cosas de adultos, comienza con sus decisiones de vida, sus desvelos en fiestas, la vida revelde.

Pero para Kim Tae Hyung esa vida ya había llegado a él desde hacía un montón. Solo una cosa.

Él jamás había estado interesado en las mujeres. Nunca les vio sentido. La única mujer a la que podía mirar y prestar interés era a su madre. Amaba a su madre.

-¿Mamá? Quiero hablar contigo. Es sobre Jong In.

La mujer dejó de lavar los platos, suspirando.

-No tendré esta conversación de nuevo.

La mujer se veía agotadísima. No aparentaba para nada su edad, se veía acabada, su carita estaba flaquita al igual que su cuerpo. Sin duda el trabajo la estaba matando. O tal vez algo más. O alguien.

-¡Mamá, esto te está arruinando! No quiero que siga así... Por favor.

-Kim Tae Hyung. Deja de molestar. ¿No ves que mami está cansada? Por favor, déjame terminar rápido para después ir a dormir aunque sea dos horas, por favor.

El chico iba a decir algo más, pero al ver la mirada triste de la mujer, simplemente se rindió y salió hacia la calle. Iría a ver a su amigo Jung Kook.




-Tae~ estoy aburrido. -lloriqueó el niño mientras seguía sentado en el tronco frente al bosque. Tae Hyung seguía viendo algo pero no dejaba que el niño lo viera- ¡Taeee, ya dime que tienes ahí!

-¿Quieres verlo? -el niño asintió.- Bien. -de su espalda, el pequeño Tae Hyung sacó una navaja.

-¡Qué es eso! -preguntó el niño dando saltitos.

-Un juguete.

Tae Hyung miró con una sonrisa de loco como el niño miraba maravillado aquella cosa que había robado del cajón de su padre. Con los ataques que le daban, era peligroso que tuviera uno cerca.

-¿Cómo se juega con ese juguete? -Jung Kook no sabía qué había ocasionado con esa inocente pregunta.

Tae Hyung sonrió más grande.

-¿Quieres ver? -el niño asintió nuevamente varias veces.

Tae Hyung miró a su alrededor, como si la mala suerte persiguiera al animalito, un conejito se paró frente a ellos dos.

-¡Un conejit...! -Jung Kook no pudo terminar de hablar porque había sido impedido por Tae Hyung, que le tapó la boca.

Tae Hyung centró su mirada en la del conejo y entonces calculando fríamente, lanzó la navaja. Encajándose en el pobre animalito, su único error fue simplemente haberse parado en el lugar equivocado.

Jung Kook comenzó a llorar.

-Es tu turno, Jung Kookie.

Jung Kook no quería jugar.



-Mamá, saldré un minuto. Por favor, quédate en casa. ¿Sí? No salgas ni te acerques a la puerta. -Para mala suerte de Jung Kook, no había encontrado las llaves, y necesitaba salir por comida.

La mujer se alegró.

-¿Puedo ir contigo, hijo? -Preguntó alegremente la mujer, queriendo levantarse del sillón.

Psicópata después de todo ➳ VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora