》 03; fin.

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Aquél miembro salía y entraba de la estrecha cavidad del cuerpo que yacía casi sin vida regado en el suelo. La sencible voz había dejado de rogar piedad.

Morir de esta manera era una de las más horribles que se podían imaginar. El chico abusaba sexualmente de ella, mientras otro chico encajaba una navaja en donde se le antojara. La chica puso resistencia hasta el final. Chica estúpida.

Cuando dejó de respirar. El chico pelinegro salió de ella, sonriendo mientras miraba a su amigo.

-¿Tenías que matarla tan pronto? -Preguntó mientras subía sus pantalones.

-Ésta simplemente no me cayó. -respondió Tae Hyung.

Su vida de psicópatas había crecido, después del asesinato que cometió Jung Kook, obviamente el que comenzó Tae Hyung. Después de haber asesinado a Jong In, su madre había estado tan molesta con él. ¡Tae Hyung no podía creerlo! Le había salvado la vida, y así se lo pagaba.

Fue entonces que llamó a Jung Kook y le pidió salir a "jugar".
Él y Jung Kook se habían convertido en los psicópatas más buscados. Ya había pasado un año después de todo aquello. Y mientras las patrullas pasaban en seguida de los chicos, estos morían de risa por lo estúpidos que eran.

Podían llevar el cuerpo en la bolsa negra y aun así ni los pararían.

Tae Hyung no supo nada de su madre de nuevo, y pensaba que así estaba bien. Estaba viviendo la vida que quería, y la compartía con su mejor amigo, Jung Kook.

Jung Kook había cumplido 16, mientras Tae Hyung tenía 18. Y aunque no vivían juntos, Jung Kook prácticamente se la llevaba en su casa. Y Tae Hyung podía decir que ¡El imbécil era un malcriado!

Se encontraban en la casa de Jung Kook, mientras tomaban unos tragos. Esperaban no ponerse tan borrachos, porque cuando lo hacían, al día siguiente no recordaban absolutamente nada de lo que había pasado.

-Cuando salía a lugares con mi mamá, me daba vergüenza que me vieran junto a ella. -contaba Jung Kook, mientras le daba un trago al alcohol.- ¡Qué estúpido era! Podían estar maltratándola y yo me quedaba ahí, como retrasado sin hacer nada... ¡me odio! -tomó otro trago-.

Tae Hyung solo escuchaba, porque estaba demasiado ocupado chupando de la botella como para decir unas palabras. Jung Kook notó eso y simplemente siguió hablando, desahogándose con el idiota de su amigo.

Tae Hyung escuchó ladrar a Jung Kook para después caer dormido, no sin antes articular unas sabias palabras:

-...siempre...supe que eras perra...

. . .

A la mañana siguiente Tae Hyung se encontraba dormido en el sillón, parecía que se le había salido un demonio u otra cosa (ya se imaginarán) ya que tenía la boca enormemente abierta y los ojos medio abiertos.

Jung Kook aprovechó para tomarle foto antes de despertarlo.

-¡HEY! -Tae Hyung voló altamente antes de volver a caer al sillón.

-¿Qué te pasa imbécil? ¿No sabes lo peligroso que es despertar a un psicópata de esa manera?

-Síp. Prometimos no emborracharnos. ¡Y es lo primero que hiciste!

-Lo sé, y ya no recuerdo nada de lo que pasó.

-Jum. Me iré a dar un baño.

-De acuerdo -Tae Hyung se sobó la cabeza mientras caminaba hacia la cocina.

Ya en el baño, Jung Kook se desnudó, y una vez el agua cayó por su cuerpo, cerró los ojos y recordó lo que pasó anoche.

- Kim Tae Hyung, ¿estás vivo? -Jung Kook le picó varias veces la cabeza.

El menor hubiera pensado que estaba dormido, de no ser porque el chico estaba con los ojos abiertos, seguía respirando pero no reaccionaba.

Jung Kook se fue acercando poco a poco, tratando de ver más allá de su mirada de idiota. Fue entonces que los ojos del mayor vieron directamente a los suyos. El pelinegro rápidamente quiso alejarse, pero la grande mano del castaño lo detuvo, dejándolo en donde estaba. Jung Kook se puso nervioso y lentamente quiso separarse, pero la mano se puso cada vez más dura, atrayéndolo más y más a él. Entre más se acercaban sus respiraciones, más se asustaba Jung Kook.

-H-hey, Tae Hyung... reacciona...

Fue entonces que pasó. Vio cómo Tae Hyung cerraba los ojos y sintió entonces los labios del mayor sobre los suyos. Sus ojos se abrieron enormemente y su corazón latió rápidamente. No sabía qué hacer, sus labios solo se tocaban, pero antes de que el castaño se separara, dio un pequeño besos, sintiendo los labios humedos atrapar un poco los suyos.

Kim Tae Hyung cerró los ojos y se quedó completamente dormido.

¿Por qué lo hizo? Pensó Jung Kook.

¿Por qué lo hice? pensaba Tae Hyung mientras tomaba una taza de café. Fue entonces que vio al pequeño caminar hacia él con esa sonrisa que tenía, y lo supo.

Nadie podía ser feliz en la vida, pero entonces si se conseguía a alguien con quién vivirla y pelear con ella, entonces podría tener solo 1% de felicidad.


-¿Quieres pasar a la siguiente fase?

-No... Quiero seguir haciendo esto todos los días de mi vida. ¿Jugarías eternamente conmigo, Kookie?

-Claro. -Sonrió.

Y sellaron ese pacto con un beso lleno de sentimientos, y una pizca de locura...



Habían pasado dos años después de eso, Jung Kook ya tenía 18, mientras Tae Hyung tenía 20. Ninguno estudiaba, tampoco trabajaban. Vivían del dinero que el papá de Jung Kook seguía enviándole.

Lo único bueno era que ya no mataban gente. Pero eso no les quitaba que ellos estaban dañados.

. . .

Jung Kook acostó el cuerpo de Tae Hyung para tomar él mismo el control. Tae Hyung amaba que hiciera eso y el pequeño Jung Kook lo sabía perfectamente. Con una mirada seductora, comenzó a balanciar sus caderas de un lado hacia el otro, para después hacer giros y toda clase de movimientos.

Se sentía bien, demasiado bien. Tae Hyung échaba la cabeza hacia atrás mientras Jung Kook seguía danzando sobre el miembro de su mayor.

-Sigue así, bebé. -jadeaba el castaño.

Jung Kook sacó la lengua remojando sus labios antes de lamer toda la extención del cuello de Tae Hyung.
Esto lo volvió loco. Tomó a Jung Kook, lo puso en cuatro y sin piedad comenzó a moverse salvajemente.
El cuarto era todo menos silencioso, los gritos y jadeos de los dos podían escucharse a calles de ahí, y no les importaba, porque ellos seguían disfrutando.

Entraba y salía, cada vez más rápido, haciéndolos perder la cabeza y el control. Ambos gritaron al llegar juntos al clímax. 

Sonrieron y Jung Kook sacó un cuchillo. Pasó el afilado objeto sobre la piel de su amado e hizo un corte, al lado de otro, y de otro y de otro. Después, el menor lamió la sangre, para entonces besarle como si quisiera transmitir todo. Fue entonces que Tae Hyung tuvo otro orgasmo.

Nadie podía ser feliz en la vida, pero entonces si se conseguía a alguien con quién vivirla y pelear con ella, entonces podría tener solo 1% de felicidad.

Y él había encontrado ese 1%. Sin importar qué tan pequeño era ese porciento, él iba a aprovecharlo y ser feliz en lo que restaba de vida.

Psicópata después de todo ➳ VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora