—Vaya mierda,no encuentro las llaves... ¿se me habrán caído en el camino?
Dijo aquel joven a las puertas de su casa, ya pasadas varias horas después de la media noche.
Estaba ebrio, venia de una fiesta que había comenzado cuando aún era tenprano, había tomado demasiado, probablemente no sabe como llegó a su casa, pero ahora no puede entrar debido a su descuido.
(Tendré que devolverme por todo el camino…)
Empezó a caminar tambaleándose debido los efectos del alcohol, Mirando de vez en cuando al suelo, por si sus llaves se cayeron en algún lugar.
Después de un rato se cansó y se sentó en la acera.
(Todo me da vueltas; no debí beber tanto.)
—¿Todo bien amigo?—(Alguien)
(¿Y este quien es?)
El recién llegado se sienta cerca de él.
(¿Qué quiere este tipo? Es sospechoso, mejor me voy.)
—Todo está bien, solo estaba descansando un momento, seguiré caminando, buenas noches.(joven)
El joven se levanta, e intenta seguir su camino, pero aquel hombre lo detiene agarrándolo por el hombro.
—Te podrás ir después de que me des lo que cargas.(hombre)
—¿Qué has dicho?(joven)
Después de decir esas palabras en tono desafiante, el joven se voltea y observa al hombre apuntándolo con una pistola.
—Lo que has oído, sácate lo que tengas y dámelo, ¡Ya!(Hombre)
—Quítamelo si puedes.(joven)
Sumado a la molestia de haber perdido sus llaves, su estado de embriaguez, y el sueño producido por estar toda la noche en actividad, hicieron que el chico no pensara bien lo que hacía. Se puso en guardia frente a un hombre con un arma de fuego posiblemente cargada.
—Te vas a hacer el machito ¿eh?(hombre)
El joven le lanza un puñetazo, pero el hombre agarra su brazo con su mano izquierda y le da un golpe con la pistola en su mano derecha.
El chico cae sentado y el hombre le da una patada ascendente en la barbilla.
Esto hace que el chico se muerda la lengua y se arranque la punta con sus propios dientes.
—¡¡Aahhhrgg!!
Un dolor indescriptible llegó al cerebro del muchacho, en su boca y en su torso, ya que el hombre seguía pateando su cuerpo mientras estaba en el suelo.
Eso despertó un poco la mente del joven e intentó tomar la pierna del sujeto, pero zafó y el hombre le apuntó con su arma.
—Será la última vez que te hagas el machito.
El sujeto disparó su arma de fuego al torso del chico, el cual dejó de moverse debido al intenso dolor, mientras derramaba lagrimas y sangre por la boca, observando cómo el hombre le registraba los bolsillos, quitándole sus posesiones.
(Entonces, ¿moriré aquí?)
El chico se puso a pensar, en todas las cosas que quería hacer. Y en el por qué se resistió sabiendo que tenia un arma.
Pero no podía pensar con claridad debido al dolor y la falta de oxígeno, ya que la sangre brotando de su lengua cortada no lo dejaba respirar.
El ladrón se alejó como si nada hubiera pasado y desapareció de la vista del chico.
Poco tiempo después , el chico perdió la consciencia.
