Para los suertudos como yo
el amor de una madre salva,
no solo la vida, pues a mí,
que tan inmensamente triste he estado,
ha protegido mi espíritu en sus brazos.Disipa la bruma,
pesada y oscura.
Y como arena,
soy capaz de deslizarme
entre los barrotes.Fuera de la prisión
hay una ciudad en ruinas.
Esa es la vida real.Por respeto a su memoria
comienzo a sembrar un jardín.He aprendido de las cicatrices
que aún al caer la noche,
la luna me brindará luz.

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De prisiones y jardines
شِعرAclaración: no sé nada de poesía y este es el primer poema "serio" que escribo.