PoV Marceline
Estaba a la mitad de una canción cuando simplemente fue suficiente, no podía seguir cuando no estaba concentrada y los acordes simplemente no me parecían correctos.
Ya habían pasado meses desde que todo había terminado con Bonnibel, desde el inicio sabíamos que era imposible que terminara bien y aún así quisimos intentarlo, quisimos aferrarnos a la idea de que podríamos ser la excepción; obviamente no fue así.
Era imposible no enamorarse de alguien como ella, siempre tan gentil, es tan fácil sonreír cuando está cerca y siempre me hace sentir bien con solo una mirada, incluso la conversación más absurda tenía sentido siempre y cuando fuera con ella.
Éramos extremos opuestos de cualquier pensamiento y aún así es lo más real que he sentido por alguien.Ahora solo me quedaban los recuerdos.
Su maldito recuerdo que no me dejaba de dar vueltas en la mente, lo único que me ayudaba a sobrellevarlo era mi bajo; mi fiel compañero y la mejor compañía en las noches solitarias que solo me recordaban su ausencia, solo la música podía calmarme y me permitía dejar fluir mis sentimientos en forma de notas; me gustaba simplemente cerrar los ojos y dejar que la música me ayudará a curar mi interior.
Pero parecía que este día no tendría eso tampoco, supongo que está bien; necesito sanar, necesito saber que estaré bien y que en algún momento esto dejara de doler como lo hace ahora.
Lo que más me aterraba era la idea de que para ella simplemente fuera algo que se desvanecería de su mente, algo sin importancia; y tendría sentido.
Jamás había sido alguien expresivo, alguien que disfrute de lugares grandes repletos de personas o alguien fácil de entender, aún no entiendo que le hizo quedarse a pesar de mis constantes cambios.
Pero aún así ahí estaba, siempre intentándolo, dándome la razón o siguiendo mis juegos tontos y siempre conmigo, jamás me dejo sola.Se volvió alguien importante e irreemplazable en mi vida, fue entonces que todo comenzó a ir mal.
Tratar de culpar a alguien sería estupido, quizás fueron las circunstancias, quizá las personas a nuestro alrededor o quizá simplemente todo debía terminar muy pronto.
Pero nada de eso importaba ahora, por qué ella había seguido adelante dirigiendo su reino que cada día crecía más, como siempre lo había hecho; con esa actitud y apariencia perfecta mientras que yo no sabía cómo volver a ser la misma despreocupada y sin corazón reina vampiro que fui.Entonces recordé a Simon, la única vez que había sentido algo parecido fue cuando tuvo que alejarse por el poder de la corona; entonces había estado sola y tuve que encargarme de mi, había tenido que sobrevivir en un mundo que poco conocía y sobrevivir como pude con lo que sabía.
El sentimiento era el mismo, ese vacío y ese miedo que te hace pensar en todo lo qué haces o podrías hacer, el pensar cómo estará esa persona, desear estar con ella pero a su vez dudando que seas de ayuda. Vivir sin Simón había sido lo más difícil que tuve que hacer; pero ahora estar sin Bonnibel era cien veces peor.
El haber estado con ella era algo indescriptible, todo el tiempo me sentía bien, el estar con ella aunque fueran pocos minutos conseguía cambiar por completo mi día, cuando estaba distraída con sus experimentos solía observarla maravillándome por todas las cosas increíbles que podía hacer.
Aquel laboratorio era como una realidad donde ella podía moldear todo lo que la rodeará a su antojo, ser testigo de eso era impresionante y mi admiración solo iba en aumento cuando conocía más y más sobre ella, en todos mis años de vida nunca me había sentido así con alguien.Pero al igual de rápido que llego a mi vida se alejó.
Después de ella yo no sabía cómo podría volver a estar bien, no sabía cómo rellenar ese hueco que había dejado cuando se fue. Comencé a salir a los diferentes reinos a tocar o simplemente a deambular todas las noches esperando que me ayudara o simplemente deseando dejar de sentir que todo estaba mal, tan solo quería vaciar mi mente de todo y la mayoría de veces funcionaba.
