Prologo

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25 de octubre de 2008

-Mi blanquita linda, ¿Quieres ser mi novia? -me preguntó desde el otro lado de la pantalla de la laptop mientras sosteníamos una video llamada.

Mis mejillas se tensaron, siempre había pensado que si hubiera sido de tez clara, me hubiera sonrojado.

Habíamos estado hablando por un mes y nos llevábamos muy bien. Constantemente hacíamos bromas y tratada de alejarlo de mi corazón todo lo posible, pues no me quería enamorar otra vez. Sin embargo, él había sido tan insistente, tan constante en su empeño por no alejarse de mi, que poco a poco fue destruyendo mis defensas.

Era una época muy vulnerable para mi. El hombre que yo amaba me había abandonado después de usarme por dos meses y medio. Simplemente desapareció y no quiso tener contacto conmigo a pesar de prometerme que nunca me dejaría.

Él llegó para darle un poco de luz a mi vida, me prometio que no iba a abandonarme y que no pretendía jugar conmigo. Obviamente, no le creía y sin embargo, estaba allí pidiendo tener una relación conmigo.

-¿Estás de broma, cierto? -le conteste atónita por la pregunta.
-Repito. "Mi blanquita linda, ¿Quieres ser mi novia?"

Sonreí. No podía creerlo.

-Sí, Sebastián. Sí quiero ser tu novia.

***

13 de diciembre del 2008

Recibí un mensaje de una página para citas en la que me había inscrito para conocer personas.

Era de un sujeto llamado Guillermo. Tenia buena apariencia y me había escrito un bonito mensaje.

Le respondí.

Sí, ya sé. ¿Qué demonios hacia yo en una página para citas tratando de conocer personas si ya tenía una relación más o menos estable? Me decía a mi misma que era simplemente para conocer personas nuevas y hacer nuevos cyber amigos.

Pero, ¡a quién engañaba! Estaba allí porque una parte de mi que había despertado, estaba curiosa de algo diferente.

¿Cuándo se había despertado esa parte? Cuando aquel hombre se olvidó de mi existencia, había despertado una parte oscura de mi, completamente diferente a lo que era y aunque, Sebastián había iluminado y calmado aquella floreciente personalidad. No había muerto completamente.

Guillermo, volvió a escribirme e intercambiamos unos cuantos mensajes. Me pidió mi número de teléfono para así poder hablar más cómodamente por una popular aplicación llamada whatsapp®.

Nos mensajeábamos a diario, hablábamos de todo tipo de cosas y nos hacíamos preguntas íntimas. Era muy erótico hablar con él, su voz era sexy y era un chico atrevido, por lo que empezó a gustarme mucho.

Había sido sincera con el y le había dicho de mi relación con Sebastián, algo que él entendía y que respetaba.

Me decía a mi misma que éramos sólo amigos, pero él empezó a querer algo de más de mí y como mi conciencia no me dejaba ser infiel. Nuestra extraña amistad se rompió y él dejó de hablarme.

Sin embargo, unas cuantas semanas después, volvió a escribirme diciendo que no podía olvidarse de mi, que me extrañaba. Por lo que volvimos a estrechar nuestra rara amistad.

Y fue así como se desató el infierno...

Tú, yo y el... y elDonde viven las historias. Descúbrelo ahora