Miércoles, 24 de febrero de 2016.
BLAIR
Hoy es uno de esos días a los que mi psicóloga llama "Día reto", uno de esos en los que uno no se siente feliz, ni triste, ni enojado, simplemente vacío. Iré hasta mi casa caminando, aunque ésta no se encuentra cerca de mi escuela, sólo quiero olvidarme de todo un poco.
— ¿Te pasa algo? —me pregunta Adam, mientras le da un sorbo a su frapuccino, ¿Acaso tiene la menor idea de las cantidad de calorías que esa cosa tiene?, lo dudo.
— Sólo estoy un poco cansada, fue un largo día.—le digo antes de darle un ligero beso en los labios en forma de despedida.
— Hazme saber si necesitas algo.—me dice.
— Lo tendré en cuenta.—le respondo y comienzo a caminar.
No dejo de pensar en mis preocupaciones mientras camino. ¿Qué si mi relación ya no está funcionando como antes?, no quiero ni pensarlo, ¿Tirar un año y siete meses de relación a la basura?, si bien es cierto, necesito tiempo... ¿Cómo sabes cuando terminar una relación?, me he quedado sola, soy la única mujer en un grupo de futuros ingenieros de los cuales ninguno se ha atrevido a hablarme; me quedaré sola, no puedo permitirme terminar una relación y tirar todo a la basura, de la misma manera no puedo permitirme la dona de vainilla que el tipo a mi derecha está a punto de comer. Me quedo de pie, admirando el aroma de las donas recién hechas, pero mientras mi estómago me grita que entre y compre una, mi cerebro me reprime obligándome que siga caminando... y así lo hago.
Camino, camino y camino y una vez en casa, me doy un tiempo para admirar la comida de mamá. Deseo tanto volver a sentir esa armonía de sabores, todos mezclados en mi boca, deseo tanto tragar algo, sin embargo una vez más, rechazo la comida y me largo a mi habitación.
HARLAN
Mamá insiste en que salga con ella al supermercado y para ser honesto nunca he podido decirle que no a aquellos ojos que me dieron la vida, accedo y nos ponemos en marcha.
Al salir de casa, diviso a Blair, tan hermosa como siempre y tan metida en sus pensamientos como siempre, entra a su casa rápido.
— Harl, ¿puedes subir al auto? —me pregunta mamá.
Han pasado años desde que tuve una verdadera conversación con Blair. Debería dejar de hacerme falsas ilusiones y por consecuencia herirme a mí mismo pensando que algún día ella me verá de la misma forma en que yo la veo, porque siendo honesto, es injusto que tal vez algún día ella consiga a alguien y cree su propio cuento de hadas, aunque el hombre que encuentre nunca la amará ni la mitad de lo que yo la he amado.
Mamá y yo recorremos los pasillos del supermercado, nos detenemos en el área de vegetales mientras mamá intenta elegir el tomate perfecto. De pronto escucho una voz gutural que proviene de atrás de mi madre y de mí, ambos volteamos, me topo con una mujer de aproximadamente la edad de mamá, de piel albina, cabello rojo borgoña, lentes ovalados y un vestido amarillo (no un amarillo agradable para la vista, sino uno de esos tonos que dañan tu retina), a un lado de la mujer se encontraba una chica castaña y piel blanca como la luna.
— ¡Cuántos años sin verte!, ¿Cómo estás?—le dice mi mamá mientras se abrazan y la castaña y yo nos miramos confundidos.
— ¡Lo sé!.., ¡Dios mío!, ¿Él es Harlan?—me toma de la mejilla izquierda, asiento con la cabeza.
— Harl, ella es Georgia, fuimos compañeras de escuela durante casi 10 años.—me dice mamá con una sonrisa en el rostro.
— Ella es mi hija, Shelby.—su hija me saluda tímidamente y le devuelvo el saludo amablemente.
Jueves, 25 de febrero de 2016.
BLAIR
El día está tan caluroso que me hace querer meterme al refrigerador y quedarme allí todo el día. Me dirijo al patio de mi casa, a encontrarme con Dorothy, mi ser vivo favorito en el mundo, una hermosa golden retriever. Una vez más, mamá no está en casa.
— ¿Quieres ser mi cita el día de hoy?—Por obvias razones no me responde, pero es inevitable imaginar su respuesta cuando la miro a los ojos, le pongo su correa y abandonamos mi casa.
El camino es largo, pero mi compañía es buena, así que no lo siento tedioso.
Corremos un rato en el parque, y después de un rato nos sentamos en una banca, veo niños con sus padres, parejas felices, personas ejercitándose y me siento tranquila viendo a todos esos extraños. Una niña pequeña se acerca con Dorothy, tenía el cabello corto, negro y completamente liso y tenía un helado de fresa en la mano, el mismo que Dorothy le arrebató con la lengua, la pobre niña se asustó y comenzó a llorar desconsoladamente en el piso. Me levanto de la banca y me pongo de cuclillas, ella me abraza con sus brazos pequeños y no puedo evitar sentir ternura.
— Vamos por otro helado, pequeña.—le digo y me abraza más fuerte, me paro, tomo la Dorothy de su correa con la mano izquierda y con la derecha sujeto la mano de la pequeña; nos dirigimos hacia el camión de helados que se encuentra tan solo a unos metros de donde estaba sentada apenas hace unos segundos, le compro a la niña otro helado de chocolate y esta vez me aseguro de que éste se encuentre lo suficientemente lejos de Dorothy, pronto regresamos a la banca donde estábamos sentadas.
— ¿Cómo te llamas?—le pregunto, ella se encontraba realmente concentrada en su helado y en ver a Dorothy.
— Evalyn.—debo de confesar que me sorprendí un poco al escuchar su dulce voz, digna de una niña pequeña.
— ¿Cuántos años tienes?—a lo que no me responde de manera oral, sino que sólo me mostró 3 dedos de la palma de su mano.
— ¿Quieres un poco?—Si.
— No, gracias.—le sonrío— ¿Dónde está tu mamá?
Se encoje de hombros, así que espero un momento mientras la veo juguetear con Dorothy, al pasar más de una hora allí con ella, comienzo a preocuparme, así que la tomo en mis brazos y de nuevo tomo la correa de mi mascota y comienzo a caminar alrededor del parque con la intención de que su madre la vea en caso de que se encuentre aquí. Nada.
Comienzo a desesperarme después de haber recorrido el parque casi 5 veces y no encontrar respuesta. Me acerco con un grupo de mujeres mayores y les comento lo sucedido, ellas me ayudan llamando a la policia, quienes después de un momento llegan y comienzan a tomar los datos de Evalyn; los policías sugieren llevarla a la comisaría, al ver sus ojos llenos de miedo, me niego completamente a que se la lleven, así que firmo un documento en donde dice que me haré cargo de ella hasta que sea encontrada.
"NOMBRE DE LA MADRE: "
Dice el documento. Si pongo el nombre de mi madre se darán cuenta de que ella rara vez se encuentra en mi casa y entonces no me permitirán que me haga cargo de ella por el hecho de ser menor de edad.
Pienso.
Escribo.
"NOMBRE DE LA MADRE: MICHELLE PRESTON. "
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EVERYTHING SHE DOES
أدب المراهقين"La observaba todos los días del año cuando iba al colegio, me gustaba cómo su negro y ondulado cabello caía sobre sus hombros, me gustaba ver su sonrisa, todo lo que ella hacía era perfecto, todo lo que ella es la hace perfecta. Ella me hacía senti...