5.

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KyungSoo yace con una mochila amarilla en su espalda, colocándose con calma la crema solar que su madre le ha entregado antes de salir de casa. Pasa la sustancia blanca por sus pálidas piernas mientras se recarga en un árbol a la espera del menor, para así terminar de arreglarse antes de dar un paso al sol.

Por lo tanto, cuando KyungSoo termina de colocarse el bloqueador en sus piernas, brazos y parte del rostro con total lentitud, va directamente hacia la zona soleada con tranquilidad en pasos cortos.

JongIn llega varios segundos después con una sonrisa de lado a lado mostrando dos brazaletes dorados de papel anti-agua, viéndose así tan feliz que incluso hace sonreír a KyungSoo de vuelta, sin embargo KyungSoo cubre esa sonrisa fácilmente como si saludara al menor, tratando de calmar así ese pequeño impulso de querer abrazar al moreno con total alegría. Y como es KyungSoo, todo se le perdona.

— ¿Compraste la versión V.I.P?— la sorpresa se dibuja con rapidez en el rostro del pelirojo mientras esparce el último contenido del bloqueador que posee en mano sobre su cuello, tirando por la borda esa felicidad que trataba de ocultar.— ¡Dios, JongIn! ¡Son los más caros!

El menor niega con una pequeña sonrisa coqueta mientras agita los brazaletes; momentáneamente toma el bote de bloqueador de las manos contrarias para abrirlo y esparcer un poco sobre sus brazos desnudos debido a la camisata que llevaba.

— A la chica de la caja le guste, entonces hable con ella tan sólo un poco... Y resulta que es de esas chicas que ama el amor. ¡Ta-Dah!— el menor sabe cortar toda una historia con calma y diversión, haciéndole casi imposible a KyungSoo lanzarse sobre él para darle un sonoro beso en la mejilla.

— Entonces haz que esto valga la pena, Kim.

No hay más palabras por parte del menor, sólo se abstiene de jalar a KyungSoo con una grata sonrisa en rostro, para despues hacerlo correr por la entrada del parque de diversiones para así llevarlo directamente a la primera atracción de éste.

Hace unos días Do KyungSoo odiaba a Kim JongIn, sin embargo una llamada a mitad de la noche y una repentina aparición a la mañana siguiente fuera de su casa, fue todo lo necesario para que el odio se alejara de él con lentitud y dando entrada a la aceptación.

Con ojos felices y una sonrisa satisfecha toma de la mano del menor mientras el juego mecánico empieza su atracción.

— ¿Y esto qué es?— pregunta sonando temeroso, sosteniendose del menor mientras la atracción inicia su pequeño ciclo.— ¿No es peligroso?

El moreno tiene el descaro de reír con calma, tomando la mano del pelirojo con fuerza, burlándose tan sólo un poco del temor que se filtra por el rostro ajeno. Es una tierna escena para la vista del menor, pues Do nunca se había visto tan tierno y temeroso ante sus ojos. Él siempre era todo lo contrario.

« Pero hoy es un gran día... »

— No lo sé, quizá una atracción más.

KyungSoo le mira con obviedad, soltando un pequeño jadeo a la par de que el juego empieza a subir dando así inicio a su ciclo giratorio. No tiene el tiempo justo para soltar una maldición cuando la velocidad empieza a jugar con la gravedad del juego mecanico, haciéndolos girar básicamente por el cielo.

El juego los hace volar, juega con sus estómagos y hace que el mayor sostenga con fuerza la mano de JongIn. Este último esta tan bien con ello, tanto que esa sonrisa orgullosa no se va de su rostro.

— ¡Oh Dios Santo!— el primer chillido sale de KyungSoo, mientras se aferra a todo el brazo del menor.— ¡Está cosa esta volando!

La risa suena entre el viento con libertad, haciendo que ambos cuerpos sientan como el calor corporal del otro disminuye cuando el juego obtiene una velocidad más por los aires. Tienden a sostenerse con fuerza y soltar una que otra maldición mientras el viento abstruye su audición.

Una Cita. [kaisoo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora