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—¡KIHYUN!

Oyó a su pequeño gritar junto con pasos acercándose. Rió un poco y giró su cuerpo que daba la espalda a la entrada. Tomó un segundo ver el cuerpo de su novio cruzado de brazos con el ceño fruncido. Pensó que era lo más tierno del mundo.

—¿Qué pasa Kyunnie? —dijo a la vez que volvía a su tarea de fregar los platos.

—Ki, llevamos viviendo juntos seis meses y aún no has aprendido dónde es el sitio de la ropa sucia. —se quejó. —No puedes simplemente dejarla tirada donde sea que te la quites.

Kihyun se imaginó que su novio estaría con ambas manos en sus caderas, recargado en su pierna izquierda y con un pequeño puchero saliendo de sus labios. Y pudo comprobarlo una vez acabó de lavar el último vaso. Sonrió.

—Lo siento Kkukkung. —hizo un puchero fingido, haciendo que Changkyun suavizara su expresión y se acercara a él. Rodeó los brazos en su cuello y aún con el puchero dijo:

—No valen los 'lo sientos' si no dejas de hacerlo nunca, amor. —cambió su faceta de 'bebé' y sonrió de lado, acercándose a Kihyun lentamente. —La próxima vez que vea algo fuera de su sitio, eres tú quien va a dejar de meter su cosa en el lugar correcto, cariño.

Y sin más se fue, dejando a Kihyun con la boca medio abierta y una ceja alzada.

—¿Me estás chantajeando con sexo?

—Nunca, el sexo ya te lo doy, te estoy chantajeando con que te voy a dejar sin él. Comprensión lectora, en este caso auditiva no te iba muy bien en el cole, ¿verdad cielo? —Le volvió a ver en la entrada de la cocina, esta vez apoyado en el marco, sonriendo con superioridad.

—Eres... —largó una carcajada de incredulidad. —Increíble. Increíble, bebé.

—Sí, puede que lo sea. —sonrió en grande.

Y Kihyun se enamoró mil veces más de él. Él de verdad amaba las sonrisas de Changkyun, eran adictivas, y muy muy preciosas. Realmente estaba ya en un vacío muy grande por su novio, desde el primer día supo que estaba perdido, y es que Kihyun no puede hacer nada para evitar cómo su corazón palpita a cien por hora cada vez que ve a su bebé. No puede evitar pensar en él cada segundo del día, incluso si está con él, su mente se inunda de momentos en los que sonrió por algo que él dijo, en esos momentos cuando sus ojos se llenan de vida y brillo por algo que le gusta. Pero la favorita de Kihyun es cuando Changkyun le mira y siente el amor en sus ojos, cuando están solos, tumbados en su cama y sólo se miran, sonriendo y diciendo tantas cosas a la vez que sólo se pueden entender con una mirada. Changkyun le dice todas esas cosas no sólo con la mirada; también lo hace con sus sonrisas, sus caricias, sus labios, sus llamados, sus abrazos, cuando entrelazan sus dedos, cuando tiene la necesidad de tocarlo aún si están uno al lado del otro en el sofá, sus palabras también juegan un papel importante. Cada día le dice cuánto lo quiere y cuán bonito es estar a su lado. Y obvio que Kihyun le devuelve el amor el doble de lo recibido, lo consiente cada que puede y lo llena de mimos y caricias para que sienta lo querido que es.

—¿Ki? ¿Amor? ¿Estás bien? —sintió una mano ahuecando su mejilla. La mueca que tenía en su cara indicaba preocupación.

—¿Eh? Sí, sí, ¿por qué? —apoyó su mano encima y dio un par de caricias.

—Te habías ido por unos momentos.

—Oh, sólo estaba pensando en ti. —explicó.

Los mofletes del más bajo se tiñeron de un rosa pálido, junto con su media sonrisa que entendía estaba intentando ocultar, indicaba que estaba avergonzado. Adorable.

broken »changki« Donde viven las historias. Descúbrelo ahora