Narrador Omnisciente:
Elena se queda dormida sobre su cama y a la mañana siguiente muy temprano sale a correr a un parque cercano, el reloj solo marcaba las 07:00 am, ese día no tendría práctica, y podría pasar todo el día consigo misma, pero en la noche regresaría a trabajar al bar, y después de eso vería a su abuelo, si es que acaso el cansancio se lo permitiría, probablemente hablarían sobre las crónicas de Narnia, la travesía del viajero del alba, era la saga de libros favoritos de su madre, y el suyo también
Elena se ató bien los tenis y comenzó a trotar por todo el parque un par de veces, le gustaba mantenerse en forma, porque ese era la única forma de distraerse con actividad física y no sentirse presionada por dar siempre lo mejor de ella
Narra Elena
Mientras pasaba por el pequeño estanque congelado vi a una pequeña niña intentando patinar, cada vez que intentaba ponerse en pie perdía el equilibrio y caía golpeándose con el frío y duro hielo, bueno, eso es mejor que golpearse contra el asfalto.
Me acerque a ella con cuidado y la ayude a levantarse en medio de una de sus pequeñas caídas, me sonríe en respuesta y noto que no tiene mucho más de 6 años, tiene unos lindos ojos marrones y un cabello rubio por debajo de sus hombros
— ¿Te encuentras bien?— Le pregunto
— Si, es que quiero aprender a patinar— Me dice ella con una delicada voz
— Si quieres mantener el equilibrio con los patines puedes intentar levantar los brazos— Le digo intentando ayudarla
— ¿Sabes patinar?— Me pregunta curiosa
— Si, mi madre me enseño— Le respondo melancólica— ¿Estás aquí sola?
— No, mi papá fue a compararme un helado mientras esperamos a mi mamá, él me dijo que ella vendría, pero yo sé que no lo hará, siempre dice lo mismo— Dice con los ojos cristalizados
Pobre niña
— No te pongas triste, ¿helado con este frío?— Le pregunto graciosa
— Lo mismo me pregunto mi papa— Me responde sonriente— ¿Te quedas a ayudarme a patinar? oh, mira, allí viene mi papá
Gire hacia donde la niña apuntaba y vi cómo se acercaba el chico del bar, mi cara debe estar mostrando un real susto en este momento, ¿él es el padre de la niña? al verme me sonríe y me saluda, saludo que yo obviamente le regreso
— Hola ¿eres la camarera del bar, verdad?— Me pregunta
— Si, y de hecho se me está haciendo tarde y me tengo que ir, adiós— Me despido
— Espera no te vayas aun— Me pide la niña— Aun no me has enseñado a patinar
— Oh, cariño, te prometo que otro día te llevo a una pista de patinaje— Le digo