Nuestro amor floreció como la primavera.
Muchas veces se tornó como el solsticio de verano, porque todas las cosas que venían de mí, según tú, se empezaban a quedar cortas.
No contemos los millones de veces en que fuimos como el otoño, cuando todo empezaba a caer, cuando nuestros tonos eran la monotonía andando.
Todo terminó cuando nos llegó el invierno, las noches eran más largas; las tormentas no acababan y tú eras el huracán, ese que destruía todo lo que encontraba a su paso, personas, ilusiones y sentimientos; y yo era esa nube que se precipitaba, pero que siempre se quedaba para ser parte de ti.
Y a pesar de todo...
Nos quise en todas las estaciones.
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Susurros del alma
De TodoSusurros del Alma, son aquellos pensamientos incoherentes pero hermosos, tristes y triviales, que contienen la pureza y belleza más grande que todo ser puede albergar.