Primera parte - Recuerdos.

962 39 3
                                    

—Papi, ¿puedes contarme la historia de como tú y papi Louis se conocieron?

Y ahí estaba yo, con mi pequeña hija sentada sobre mis piernas. Siempre me pedía lo mismo, ella quería recordar a su padre, siempre.

—¿De nuevo, Darcy? Ya hasta la has aprendido y la sabes mejor que yo.

Soltó una risita y no pude evitar sonreír.

—Pero me gusta que tú la cuentes.

Suspiré y la tomé en mis brazos para sentarla a mi lado en el sofá, mirándola fijamente.

—Verás, hace mucho tiempo...

Corrí como si mi vida dependiera de ello, casi literalmente, hasta el baño. Mamá me había dicho unas mil veces que fuera antes de salir de la casa. Entré apurado y corrí al mingitorio más cercano. Suspiré aliviado al sentir que ya no moría. Segundos después escuché una risita y mis mejillas se volvieron del color de las etiquetas de "Coca-Cola".

—¡Oops! —fue lo único que pude decir.

—Hola —dijo con un perfecto acento y no pude evitar sonreír.

Lo miré embobado unos segundos y después fui a lavarme las manos.

—No creo que fueras a morir —sonrió—. Eres un poco dramático.

—L-lo sien-t-to —tartamudeé nervioso.

—Descuida, me agradas —levantó las comisuras de sus labios y unas arruguitas se formaron en sus ojos.

—Sí —dijo mi hija, emocionada.— ¡Sí! ¡Me encanta esa parte, pá!

No pude hacer nada más que cargarla y ponerla en mis piernas mientras besaba su mejilla. Se había formado un nudo en mi garganta y no podía hablar.

Siempre que le cuento la historia de como Lou y yo nos conocimos termino con un nudo en la garganta o llorando.

—Pequeña —susurré con dificultad— es hora de que vayas a dormir.

—Pero, pero yo quiero saber más de como papá y tú se conocieron —hizo un puchero.

—Te la sabes de memoria, cielo. Anda, mañana tienes escuela —sonreí.

—Bueno —besó mi mejilla y bajó con un saltito—. Buenas noches, pá. Te quiero.

—Yo a ti —intenté mantener mi voz normal y la miré ir a su cuarto.

Froté mi rostro con fuerza como si fuera a espantar el mal momento y gruñí. Joder, lo extrañaba. Lo extrañaba demasiado.

—Lou, bebé... —susurré y tragué saliva—, ¿por qué lo hiciste?

Call It Suicide. |Larry Stylinson Shot.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora