Doce

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Por primera vez Hoseok fue el primero en despertar a la mañana siguiente, cuando Namjoon aún estaba sumido en el mundo de los sueños. Cuando despertó sintió el calor que emanaba el cuerpo del mayor todavía abrazado al suyo, además de los brazos y piernas entumecidas por la posición en la que se habían dormido juntos. Al abrir los ojos de todos modos confirmó que Namjoon seguía abrazandolo entre sus brazos, totalmente sereno mientras descansaba, aunque no le hizo falta verlo para comprobarlo pues el característico aroma de talco y hierbas se le metía por las fosas nasales, haciéndolo sonreír incluso antes de abrir los ojos. No se atrevió a moverse porque no quería perturbarle el sueño a Namjoon, por lo que se quedó quieto y se dedicó a observar el semblante pacífico del mayor, aprovechando la circunstancias. Namjoon era hermoso, realmente hermoso; Hoseok no recordaba haber visto a alguien que tuviera una apariencia tan perfecta, y es que los rasgos del mayor eran una verdadera obra de arte para el pelinegro, cada vez que tenía oportunidad de mirarlo detenidamente terminaba concluyendo que Namjoon era la persona más bella que podía existir. Los labios gruesos y rosados, la nariz redondeada, las cejas negras perfectamente delineadas, el cabello rosa resaltando aún más la piel morena y tostada... Namjoon parecía un muñeco de chocolate diseñado con el único propósito de ser perfecto y delicioso.

Esa era la primera vez que Hoseok podía contemplar a Namjoon dormir, y con ese pensamiento cayó en la cuenta de que en esas horas muchas cosas habían pasado por primera vez. Por primera vez, había sido Namjoon quien buscó el contacto con Hoseok al escabullirse en la cama antes de dormir; por primera vez Namjoon había perdido la calma, y con ello había demostrado, también por primera vez, que sentía algo -celos- por Hoseok. Era también la primera vez que pasaban una noche nada más durmiendo y abrazándose sin la necesidad de follar. Por primera vez, y esto era lo que más había sorprendido al pelinegro, Namjoon había aceptado abiertamente sus sentimientos por el menor y se los había dicho a la cara. "Me puse celoso porque eres mío", tan simple como eso, sencillamente lo dijo. Era la primera vez que Namjoon le decía algo así (sin contar el mensaje de la otra vez), y no sabía cómo tomarlo. No sabía qué hacer con eso, no sabía cómo responder, no sabía nada. No sabía nada porque Namjoon seguía siendo el novio de Jiwoo y no podían enamorarse, aunque sí sabía que deseaba con todas sus fuerzas que aquellas palabras fueran ciertas, aunque eso nada más les traería problemas.

(En el fondo, en su lado más cursi y romántico, Hoseok pensaba que por Namjoon podría soportarlo. Namjoon valía los problemas)

—¿En qué estás pensando?

Hoseok se sobresaltó en cuanto escuchó la voz de Namjoon. Regresó a la Tierra en cuanto el mayor le habló, y cuando lo observó se encontró con que el pelirosa lo miraba con el ceño ligeramente fruncido y los ojos todavía entrecerrados, suponía que por el sueño. ¿En qué momento se había despertado? ¿Tan sumido estaba en sus pensamientos que no notó que Namjoon ya estaba despierto? ¿Cuánto tiempo habría estado mirándolo sin verlo realmente, quedando como un psicópata? Podía ir agregando una cosa más a la lista de "situaciones vergonzosas pasadas con Namjoon".

—Hoseok —lo llamó Namjoon de nuevo—, ¿me escuchas?

—Sí, sí, lo siento —se apresuró a decir, sacudiendo un poco la cabeza—. Me distraje, perdón.

—¿En qué pensabas?

—En nada especial —mintió, deseando que Namjoon no lo notara—. Yo, uh... sólo pensaba.. tonterías.

Namjoon asintió con la cabeza, probablemente aún estaba demasiado dormido como para mantener una conversación más larga que esa, y simplemente se acomodó acercándose más a Hoseok. Por su parte, el pelinegro sonrió al notar que Namjoon se acurrucaba entre su cuello, y lo ayudó con la tarea al abrazarlo más fuerte. No terminaba de comprender por qué de repente el mayor estaba tan cariñoso, era algo inusual, pero tampoco era como si le molestara sino todo lo contrario, de modo que lo aprovecharía hasta el último segundo. Entonces Namjoon  llevó una mano a la nuca del menor y pronto enredó los dedos largos y delgados con su cabello, comenzando a jugar jalando suavemente de las hebras que sostenía, logrando que Hoseok cerrara los ojos y suspirara de placer.

Don't Tell Noona『Namseok』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora