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Él seguía recargado en el marco de mi puerta.
¿Era eso posible?

Había tomado mis pastillas para que no alucinara pero veo que no hicieron efecto.
Lamentablemente ya no puedo tomarme más de la dosis que Joseph me dijo.

—Sero...

Se acerca a mí en forma lenta, su cintura se movía al compás del caminar.
Se pone frente de mí y sus brazos rodean mi nuca, mientras deja caer su cuerpo al mío.
Estoy atónito. ¿Cuándo una alucinación se podía sentir?

—Me tuviste preocupado. Iba a tu casa y ya no abrías. Busqué y busqué y al fin te encontré.

—Eso fue hace 8 años. Hace 8 años no me buscas...dejaste de tocar a mi puerta el tiempo que me quedaba en casa. ¿Cómo supiste que estoy aquí?

—Eres mi mejor amigo, el único, ¿Recuerdas? Te dije que siempre estaré contigo en las buenas y en las malas. Así que decidí seguir a tus padres y te encontré.

—Ere una alucinación., eres una alucinación.

Mi mano es tomada por la suya, guiándola a su pecho, donde pude sentir el latir de su corazón aumentarse.— ¿Aún sigues creyendo que soy una alucinación?

Siento el calor de Kaminari. Ese calor que había olvidado. Su corazón palpitar cada vez más rápido de la excitación del momento.
No dudo más y me levanto para abrazarlo con fuerza y soltar el llanto.
Él igual me abraza con fuerza. Sus palabras diciendo que me ama me dolían cada vez más. El corazón empezó a dolerme a tal punto de dejarme caer en la cama.

"Kaminari no es real, Sero... NO ES REAL, NO ES REAL, NO ES REAL, NO ES REAL"

Despierto sobresaltado y en shock.

Mi cuerpo entero estaba sudando. Hasta mis ropas estaban empapadas.
Voltee a mi al rededor y no había señal de Kaminari.

—Claro, es sólo una ilusión.

[...]

"—Inventaste a Kaminari para no sentirte solo, Sero —el doctor Joseph me miraba fijo— es normal en ti. Tus padres te dejaban todo el tiempo solo. Zyprexa te ayudará a que lo olvides."

Pues no me está ayudando en nada ya... Necesito más dosis.
Camino al consultorio de Joseph para hablar de eso.

En el momento en que mi mano toca la manivela me encuentro con un cabello rubio.

—Basta de eso... —volteo a mi alrededor— Vamos Kaminari...aparece... ¿No que eres real?

La voz dejándome pasar del doctor resonó en su consultorio y afuera de él.

—¿Qué te trae aquí, Sero?

—Necesito más dosis de Zyprexa... Kaminari ha estado molestándome.

—Tu chequeo médico es en tres días. ¿Puedes esperar?

—Ya que...

Salgo de mala gana y voy al comedor. Se acercaba la hora del almuerzo y tengo bastante hambre.
Espero que con eso me tranquilice un poco.

Llego y casi no hay gente. Una persona rubia con un mechón negro estaba tomando dos bandejas y al voltearse me sonrió.
Se acercó a mí y me dio una bandeja, tomó la suya con ambas manos y se fue a la misma mesa donde yo me siento.

"¿No vas a sentarte con él Sero?
Será mejor que no lo haga...él no es como nosotros
Pero Sero no puede vernos como él.
Vaya, me pongo celosa de la imaginación de Sero...su otro yo es muy guapo"

Dejo que mis voces sigan murmurando sobre Kaminari y sus celos.
Volteo a ver al rubio y me llama con su mano. Recuerdo su calor y el palpitar de su corazón, provocando que mis pómulos se pongan rojizos.

—¿En qué piensas, Sero?

—En nada... No sé por qué no te respondo si no eres real. Vamos, Kami...desaparece...

—¿En serio quieres eso de mí? Pues estás en un error porque prometí estar contigo. No te pienso dejar solo.

—No sé por qué hasta ahora apareces...Ya te había olvidado, ya no sabía nada de ti...Hasta que unos estúpidos cabellos que no me dejan en paz empezaron a aparecer a cada maldito sitio donde voy. En la mesa, en mi cama, en el baño... —empiezo a gritar— ¡Déjame en paz Kaminari! ¡NO ERES REAL!

—Creo que hoy no estás de humor para verme...está bien. Y tranquilízate, unos hombres de blanco vienen hacia acá.

Volteo hacia atrás y en efecto unos hombres me tomaron de los hombros y me pidieron que me tranquilizara. Les supliqué que me dieran Zyprexa pero me negaron mi petición.
Me llevan a mi habitación, y cuando cierro la puerta Kaminari estaba acostado.
¿A qué hora había llegado?

—No quiero que estés enojado conmigo, Sero  

Nuestro secretoWhere stories live. Discover now