Historias imaginarias

16 2 0
                                    

Una niña, no tan niña, recostada en la cama de un familiar a veces ni la cama era necesaria, las caricias sobraban y el gozo de ambos infantes era indescriptible. Cuatro eran las sábanas que a la niña le gustaban, varías veces las uso, pero solo un recuerdo por cada una le quedó. Inimaginables los pecados de primer grado que la niña cometió.
 
Ahora la niña que no es tan niña padece de reencor contra ella misma, con palabras, lágrimas y desprecios atacó.

La niña que gozaba de compañía ahora está solita escribiendo con agonía, melancolías que su alma padecía.

Te pido no juzgues curioso mío porque penumbras hay en cada camino.

Cartitas al armario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora