Cuentame más de ti, cuéntame lo que sea, cuéntame sobre lo que quieras pero ¡Hazlo!.
El chico miraba su pantalla con esa mirada seria que antes se había cruzado con la mía y yo mientras tanto estaba acomodandome para prestar atención (aunque dudaba realmente hacerlo), no sabía si debía presentarme o que carajos decir pero para suerte mía él fue quien habló primero.
- Hola...
- Hola.
- Veo que eres nuevo ingreso, ¿Vienes de otra campaña?
- No, recién comencé a trabajar aqui.
- Ah... ¿Y vas entiendo o no?
- Pues poco a poco, de momento no hay dudas.
- Ah... Bueno.
Procuraba mostrarme indiferente para evitar notar que por dentro mis nervios me estaban haciendo una terrible jugada, en verdad estar a su lado me hacía querer salir corriendo y darle 20 vueltas a la cuadra para bajarme la sensación que me producía el ver sus ojos, su cabello y toda su figura y actitud; era muy raro porque podría jurar que detrás de todo ello había algo llamándome, algo que podría considerar casi sobrenatural, al momento en que habló su voz fue como un hilo magnético hacia mis oídos, esta vez nada me podia distraer porque realmente toda mi atención estaba enfocada en él y cada movimiento que hacia.
Comenzamos a charlar nuevamente:
- ¿Cuál es tu nombre?
- Zafiro, ¿Y el tuyo?
- Alberto...
- ¿Llevas mucho tiempo en la campaña Alberto?
- Algo... ¿Oye? Veo que te gusta la música pesada...
- Lo notaste por mi playera seguramente pero si, me encanta, es lo mejor del mundo.
- Genial, al menos me entiendo contigo en eso...
No hablaba mucho pero eso me gustaba demasiado, sus manos al escribir eran hábiles por lo que al ver como sus dedos eran tan flexibles solo pude imaginar una cosa que le pregunte al instante.
-¿Tocas la guitarra verdad? O algún instrumento de cuerdas.
Me miro fijamente y como si le hubiese sorprendido que lo dijera me respondió.
- Si, tocó la guitarra, pero ¿Cómo es que lo notaste?
- Tus dedos, presentan una habilidad de flexion al escribir que solo se logra cuando tocas un instrumento que requiere esfuerzo para alcanzar las notas musicales.
- Interesante, ¿Eres como una bruja o algo así?
- Si lo soy, pero eso es otro cuento.
Él seguía bastante extrañado, pero aún así seguimos hablando, hablamos hasta que dieron las 6:00 pm, entonces el comenzó a tomar sus cosas, me quede como en una especie de letargo porque solo reaccione cuando lo ví levantarse.
-¿Sucede algo?
- Ya son las 6:00 pm, es mi hora de salida...
-¿Osea que tú no sales hasta noche? (Me sentí miserable por eso)
- No, yo salgo a esta hora, supongo que entonces tú eres del turno vespertino.
- Así es...
-Bueno, cuidate.
- Nos vemos Alberto.
Patético, era demasiado bello para ser cierto, diferentes horarios y diferentes horas de salida, era lo único que nos separaba, porque en todo lo demás el destino nos había hecho congeniar, eso era lindo, esto se sentía lindo y quizás por eso ese día al llegar a casa no tenía quemadura de labios.
Tenia una sonrisa.