La maestra

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Contigo he cambiado mucho,
Me enseñaste muchas cosas...
Aprendí la realidad de los hechos.
No todo es color de rosa.

No tengo motivos para reprocharte,
Tampoco para odiarte,
Menos para extrañarte....
Pero si para agradecerte.

Me abriste los ojos,
Me alumbraste en la oscuridad de mi ingenuidad;
Fue un duro despertar lo confieso.
Pero gracias por el brusco despertar.

Me dolió tú partida lo admito,
Te lloré todas las noches.
Pero comprendí que no te nececito,
Y que nadie es indispensable.

Gracias porque fuiste mi maestra.
Me enseñaste bien que era una pena de amor,
Aprendí esta lección y te olvido como prueba de que lo hice.
Gracias y de ya te digo que no te guardo rencor.


Escritos de un imbécil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora