Prólogo.

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Jackson no era ese tipo de demonio con el que los padres asustan a sus hijos cuando se portan mal, el no era el demonio "modelo", nunca lo fue.

Le encantaba hacerles travesuras a los pobres mortales, claro, pero odiaba la crueldad con la que su especie trataba a la humanidad, el placer a costa del sufrimiento de los demás no era lo suyo, y ese fue su gran error; o él pensaba que había sido un error hasta que durante su condena en la tierra, conoció a Connor. 

Entonces las llamas eternas del infierno se vieron como el humo de un cigarro que se apaga comparadas con el calor que se acumulaba en sus pechos al estar juntos, y todo valía la pena.

"Si tu amor es mi condena, por favor que sea una cadena perpetua".

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Anny


Condemned to youWhere stories live. Discover now