Di que sí

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Había algo mágico en volar por encima de las nubes, en contemplar el mar desde el cielo o en observar ciudades enteras desde las alturas. Por eso, Seungkwan siempre se sentaba en la ventanilla costase lo que costase y se negaba a tomar un barco cuando tenía que viajar. El cosquilleo que provocaba la sensación de despegue, la sensación de paz que le provocaba estar en un avión y la adrenalina que suponía el aterrizar eran emociones que no se perdería por nada en el mundo. Al menos eso era lo que creía antes de que su novio lo arruinara todo. Por primera vez desde que descubrió la satisfacción que le producía volar, estaba demasiado distraído para prestarle atención a lo que ocurría o a las vistas desde su ventanilla. ¿Pero como no iba a estarlo si desde que habían decidido ir a visitar a su madre a Jeju, había tenido una actitud sospechosa y a penas le hablaba? Le esquivaba, hablaba con los demás a escondidas y cuando aparecía se callaba de golpe, salía sin decirle a nadie donde iba y volvía muy tarde por la noche. Por no hablar de las extrañas llamadas de teléfono que realizaba cuando creía que no estaba pendiente.

« Si no querías venir, podrías haberte quedado en casa » pensó, incapaz de manifestar sus quejas en voz alta. Si la situación ya se estaba volviendo tensa, no quería complicarlo por lo que podría ser su propia imaginación. Jeonghan le había dicho que no se preocupase, que seguro que no era nada y solo estaba preocupado por volver a ver a su suegra. Sin embargo, eso no impedía que su imaginación volase hacia los peores escenarios posibles. ¿Y si le estaba engañando?¿Y si quería terminar con él?¿Y si se había metido en problemas ilegales?¿Y si tenía una segunda familia oculta?¿Y si era un fugitivo que estaba a punto de ser atrapado y debía huir de nuevo? Sus pensamientos eran un completo caos y no sabía como resolver todas sus dudas sin que creyese que estaba dudando de él.

— ¿Kwan, estás bien? —La voz de Vernon le sacó de su ensoñación y se giró para enfrentarle. Su mirada preocupada le trasmitía todo el amor que no decía con palabras y eso fue suficiente para calmar su corazón intranquilo—. No estás mirando por la ventanilla ni intentando dormir, ¿Estás mareándote?¿Quieres que te busque un poco de agua?¿Necesitas qué...?

Acalló sus preguntas con un suave beso, tan dulce que olvidó por un momento que algo iba mal. Cuando se separaron, Vernon estaba tan sonrojado que podía confundirse con el uniforme de la azafata. No importaba el tiempo que pasasen juntos, desde aquel día en el que se vieron por primera vez, se sonrojaba constantemente cuando lo tenía alrededor. La sonrisa de Seungkwan se hizo mucho más amplia, orgulloso del efecto que provocaba sobre él y le dio un ligero apretón a la mano que tenía unida a la suya.

— Estoy bien, no te preocupes, cariño. Solo estaba pensando —Rozó una vez más sus labios y susurró sobre ellos un suave "te quiero".

Sintiéndose más relajado, apoyó la cabeza en el hombro de Vernon y cerró los ojos. Era imposible que alguien que le miraba como si fuese el centro de su universo pudiese estar tratando de alejarse de él. « Todo va a estar bien, me quiere y le quiero, estas vacaciones serán inolvidables » pensó antes de dejarse llevar por los brazos de Morfeo.

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Una hora más tarde habían conseguido llegar a su casa. Durante el viaje, Vernon había estado nervioso. Movía constantemente su pie contra el suelo del taxi que los llevó a su destino y no dejaba de revisar su móvil. Por mucho que le preguntase si estaba bien, contestaba una y otra vez que solo era la emoción por viajar. Daba igual cuanto lo intentase, no conseguía saber que era lo que tanto le preocupaba y eso solo conseguía que su inseguridad volviese con más fuerza que antes. Siempre pensó que era una persona en la que se podía confiar, pero él parecía creer lo contrario. ¿Tan difícil era hablar? No iba a hacer un escándalo si le decía que amaba a otro, que estaba sintiéndose atrapado en la relación, que tenía miedo de lo rápido que iban... Si el estaba bien dejándole atrás, lo aceptaría porque lo que más le importaba era la felicidad de Vernon. Lo que le producía miedo era la espera, el no saber lo que estaba ocurriendo. ¿Tan complicado era hablar con él?¿Tan difícil era contarle que su relación se había acabado? Joshua le había aconsejado que le diese tiempo para descubrir por qué estaba tan nervioso y lo evitaba. Era como si todos menos él supiesen lo que estaba pasando. El mundo parecía haberse alineado en su contra. Incluso su madre parecía ser cómplice, exigiéndole que le acompañase a cada tarea que tuviese que hacer e impidiéndole ver a Vernon.

Di que sí - VerkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora