Mamitis (Gay/BDSM)

1.

Mamitis.

1.

Las personas no necesitan conocer

Para juzgar

Se basan en un criterio de la sociedad.

Andrew solo dejo un beso en la mejilla de su madre. Sostenido la mochila con ambas manos en su regazo, sonriendo levemente mientras su madre organizaba su cabello.

Era típico de ella

Era muy – demasiado – perfeccionista. Quería que todo estuviera lito, no quería errores y tampoco los toleraba. Por eso Andrew trataba de seguir su paso acostumbrándose a hacer todo lo que ella decía y como lo decía.

Su madre siempre sacaba a relucir que los mejores hombres conseguían buenas mujeres y la única clave para hacerlo era la disciplina.

Su madre solo estaba entrenándolo para la vida. Siempre elegía por él y hacia su vida mucho más fácil.

Desde que era adolescente su vida ha sido así.

No le molesta, es agradable sentirse querido y protegido.

Con un último apretado abrazo, logro salir del auto. Comenzaba a sofocarse.

Era su quinto semestre en la universidad.

La mejor del país, inclusive.

Había tenido la oportunidad de recibir una Beca en Canadá pero su madre lo encontró poco apropiado.

Tenía razón, Andrew no se sentía preparado para vivir sin su madre a su lado, no sabía conocer y no se creía capaz de trabajar, su madre siempre le recordaba que la vida era dura y el aún estaba todavía joven para verse capaz de sobrevivir solo, cruel pero real.

Como cada seis meses, en inicio de semestre su madre tomo una foto suyo junto con el celador en la entrada de la universidad. Había que tomar todos los recuerdos posibles para enseñárselos a nuestros hijos.

Las risas de muchos de los que se encontraban en el campo no se hicieron esperar-

Andrew ya sabía que todos se burlaban de él, por su madre

Patético, no le encontraba ningún problema de que su madre lo llevara y recogiera de la universidad con casi veintiún años, no le molestaba que su madre besara sus mejillas y palmeara su trasero con cariño, tampoco le molestaba que lo regañara si hacia algo malo o inadecuado. Era su madre tenía todo el derecho de corregirlo o desafiarlo, solo tenía que acatar órdenes.

No era tan difícil

Con un último beso, mil advertencias y un ¡Hasta pronto, bebé!

Logre cruzar las puertas de la universidad. Habían muchos más jóvenes que el semestre pasado, se pasaban en pequeños grupos riendo y haciendo las típicas cosas que hacia un joven después de los veinte, fumar y hablar de fiestas.

Su ceño se frunció en signo de concentración.

Nunca había asistido a una fiesta, tampoco le habían organizado una. Su madre siempre decía que era una pérdida de tiempo, invertir tiempo y dinero en comida y entretenimiento para otras personas que nunca se acordarían de esa fecha, era estúpido. Organizar una fiesta celebrando que se envejecía, no era grato celebrarlo. A parte de eso también estaba el desorden y la suciedad del día siguiente

Tampoco tenía amigos, los pocos chicos que se acercaron a él, en el primer semestre fueron alejados por su madre. Ella siempre decía que las personas eran ambiciosas y se acercaban a mí, por mi fortuna. Mejor dicho por la fortuna de mi padre y los chicos que se acercaron en el colegio, eran demasiados ruidosos y hormonales para gusto de mi madre.