Porque el amor de la amistad, es el amor mas real

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TaeHyung odiaba ver a JiMin triste.

El castaño odiaba saber que había un idiota que lastimaba el corazón de su amigo, y más aun saber que el podía hacer algo al respecto, pero no lo hacía.

Y es que el imbécil del novio del rubio no hacía más que engañarlo con la primera persona que se le cruzara.

El menor se sentía inútil, y sabía que en parte lo era.

En ese momento ambos estaban en la habitación del más bajo, JiMin llorando sobre el pecho de TaeHyung y éste último acariciando su espalda con cuidado.

Le dolía verle así, tan frágil. Sentía que si decía alguna palabra el mayor terminaría por derrumbarse por completo, justo como hacía cada vez que se enteraba de que su novio se había acostado con alguien más.

Lloraba despacio, no queriendo despertar a sus padres que dormían a unas tres habitaciones de la suya.

Creo que deberías dejarlo.— susurró sobre su oído, sin dejar de tocar su espalda con delicadeza.

El rubio se separó de su amigo rápidamente al escucharle decir eso.

¿Q-qué?— dijo al mismo tiempo que limpiaba sus lágrimas.

El más alto se acomodó sobre el suave colchón, cruzando sus piernas y alejándose un poco del contrario para poder verle con mayor claridad.

Sólo asintió débilmente, sintiendo cómo una lágrima resbalaba por su mejilla izquierda.

Ni siquiera él sabía el motivo.

La mirada que recibió de su amigo al verle llorar fue de total confusión.

Deberías dejarlo.— repitió, con la voz entrecortada debido al llanto.

Pero lo amo.— respondió en un susurro casi inaudible.— No puedo dejarlo.— y volvió a llorar.

Ambos lloraban.

Ambos con el corazón destrozado.

No puedes seguir con él, JiMin, te esta lastimando.

Sólo recibió un sollozo como respuesta. Entonces se armó de valor para seguir hablando.

Ésta no es la primera vez que te engaña. Tú y yo lo sabemos, es por eso que no entiendo cómo sigues con él y le perdonas todo el daño que te hace, porque no fue sólo un beso, no fue solo un abrazo cariñoso o una mirada de amor. Se acostaron, y lo sabes. Es la quinta vez que te ha hecho esto. En serio que no... no puedo, lo siento.— y dicho esto, salió de la cama del rubio, buscando sus zapatos debajo de la silla del escritorio.

Eran quizá las dos de la madrugada, y TaeHyung había venido corriendo desde su casa después de recibir una llamada de su amigo llorando, diciendo que lo necesitaba. El castaño había entrado por la ventana de la habitación de su amigo, teniendo que trepar ágilmente por el árbol que los Park tenían en su patio y que para suerte de ambos se encontraba justo fuera de la ventana del rubio.

JiMin entró en pánico al ver al menor algo enojado, colocándose los zapatos con rapidez.

Tae...— él también salió del colchón, y se acercó al mencionado, tratando de tomarle por los hombros para que se calmara, sólo recibiendo un leve golpe para que le soltara.— ¿Qué ocurre?— estaba nervioso, jamás había visto a su mejor amigo de esa manera.— ¿Qué te ocurre?

El castaño detuvo su tarea de amarrar sus zapatos para dirigir toda su atención a su amigo que había tomado asiento a su lado.

En serio que eres idiota, Park. ¿Cómo puedes amar a alguien como él?— y sus lágrimas se hicieron presentes de nuevo, logrando que el pecho del mayor se encogiera al verle tan vulnerable.

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