CAPÍTULO 1

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Sonó la alarma, abrió los ojos y lo primero que percibió fue una oscuridad abrumadora. Eran las 5:30 de la mañana de su primer día de clase, demasiado temprano para que hubiera algo de luz en esa casa. Comenzó tomando un baño y se alistó como cualquier joven en su 3er semestre de preparatoria, la única diferencia es que esta vez iba a comenzar desde cero en una nueva escuela, en una nueva ciudad. ¿Por qué? Por que movieron a su querido padre de ciudad y como la gran familia que aparentaban ser, no podían separarse. Sin embargo, era lo único que ella quería, alejarse de esa familia supuestamente tan perfecta. Claro que eso no significaba que no amara a sus padres, pero simplemente su vida en familia no era la que ella hubiera querido.

En donde vivían eran conocidos como la gran familia Johnson, una familia perfecta y pequeña, nunca se les había involucrado en ningún escándalo o situación incómoda; padre perfecto que traía dinero a la casa para que su familia viviera de lujos quedando en una buena posición social en la punta de la pirámide; una madre elegante y con porte encargada de la casa y su familia, además de participar en obras de caridad; y por último la hija única, aquella que no se metía en problemas, sacaba buenas calificaciones y asistía y se comportaba a cada evento a los que su familia eran invitados. Aquella hija es Elisa Johnson, pero así era como su familia quería ser conocida, sin embargo, todo era distinto en la casa con las puertas cerradas sin que nadie los viera o juzgara.

Dentro de la casa sus padres apenas se hablaban, cuando su padre llegaba se iba directo a su oficina a seguir trabajando y solo salía cuando su madre lo llamaba para la cena. En la cena se preguntaban como les había ido en su día y cenaban en silencio, una vez acabada la cena cada uno se iba a su respectiva oficina y en el caso de Elisa, ella tenía que recoger la cocina. Cada mañana no había intercambio de palabras, cada uno alistándose para su respectivo trabajo y escuela, al llegar Elisa de la escuela su madre se encontraba en la sala que había tomado como su oficina organizando diferentes eventos y solo le señalaba que la comida estaba lista en la cocina. Ella comía y subía a su habitación toda la tarde hasta que otra vez tenía que bajar para la cena.

A su padre le habían ofrecido el puesto de vicepresidente de la compañía en la que trabajaba en la ciudad de Dallas. Esa ciudad era totalmente diferente a la ciudad pequeña donde habían vivido siempre. En Dallas, no eran nadie y estaba feliz con la idea de por un momento vivir en las sombras, pero todo iba a cambiar cuando su padre comenzara a hacerse notar en la ciudad haciendo cosas maravillosas, algo que siempre hacía. Era ahí cuando sabía que ya no podía vivir en las sombras y mucho menos podía comportarse como se comportaba en su antigua ciudad.

Elisa era una joven muy bella, pero no era alguien muy femenina que le gustara arreglarse, peinarse o maquillarse; la mayoría de su guardarropa eran jeans, playeras y tenis, siempre combinados con su par de lentes; no necesitaba nada más. En su ciudad era blanco de burlas por ser hija de alguien tan importante pero no demostrarlo por la forma en como se vestía o se comportaba. Tenía pocos amigos, no era alguien muy sociable y siempre tenía la cabeza metida en algún libro. Al cambiarse de ciudad y al saber lo que implicaba el nuevo puesto de su padre, sabía que tenía que tomar cambios radicales en su estilo de vida porque a pesar de no tener una buena relación con su padre, siempre buscaba ser un orgullo para su papá. Y por esta razón, su guardarropa se convirtió en una mezcla de su ropa antigua con ropa nueva, esta era estilizada, llena de colores y elegancia; adquirió algo de maquillaje y aprendió a alaciarse y rizarse el cabello, solo lo necesario para estar a la altura de su nueva vida sin pasar a los extremos.

Al alistarse Elisa observó su nuevo uniforme colgado en su armario; era una falta escolar típica a cuadros gris y azul marino, una camisa de manga tres cuartos blanca con cuello en v y unas calcetas azul marino. Comenzó a vestirse y al observarse en el espejo se dio cuenta que no estaba tan mal el uniforme, la falda no le había quedado tan larga pero tampoco demasiado corta, las calcetas le llegaban a la mitad de la pierna y el cuello en v de la camisa estaba adecuado, después de estar de pie frente al espejo decidió maquillarse un poco y arreglarse el cabello. Una vez que terminó bajó, entró a la cocina y saludó a sus papás que se preparaban cada uno su desayuno.

- ¡Buenos días! - saludo a sus padres mientras se acercaba al refrigerador por un yogurt de fresas que había comprado el día anterior.

Sus padres le respondieron con un pequeño saludo y sonrisa mientras terminaban de alistarse y desayunar. Cuando acabó fue a lavarse los dientes y se quedó esperando a su papá en la sala para que la llevara a la escuela, al cabo de unos minutos percibió a su papá saliendo de su oficina hacia la puerta y Elisa lo siguió para subirse al carro. En el trayecto a la escuela su papá estuvo hablando todo el camino por el celular asi que ella se limitó a observar a sus alrededores, todo era diferente comparado a su antigua ciudad, había edificios enormes y las calles estaban altamente transitadas. Al ver el reloj del carro se dio cuenta que aún era muy temprano para llegar a la escuela y que su papá todavía tenía tiempo antes de ir al trabajo, así que para no interrumpir su llamada le hizo unas señas que él ya bien conocía, y en unos 10 minutos habían llegado a un Starbucks. Elisa se bajó y ordenó un frapuccino de caramelo para ella y un café americano para su papá, al entregárselo preparo la bebida de su papá con un sobre de azúcar, y justo al momento en el que iba a salir entró su papá, le dio las gracias y de nuevo subieron al carro con destino a la escuela.

Al llegar a la escuela había guardias vigilando la entrada y salida de los carros, y se percato que las plumas vehiculares funcionaban con una tarjeta, al parecer su padre también lo había notado ya que arrugo su frente. Cuando llegaron al nivel de los guardias bajo la ventana del carro para hablar con uno de ellos.

- Buenos días, disculpe mi hija es nueva en la escuela y no tenemos la tarjeta de acceso.

- ¿Cuál es su nombre? - preguntó uno de los guardias

- Elisa Johnson- al escuchar el nombre el guardia comenzó a buscar en unas hojas que tenía y Elisa supuso que contaban con listas de personas nuevas o sin tarjetas de acceso para controlar la seguridad de la escuela.

- Claro, pase. Tiene que pasar a la dirección para conseguir su horario y la tarjeta de acceso, es aquel edificio azul que se ve- dijo el guardia con amabilidad y les abrió la pluma con un control.

Una vez adentro su padre siguió la fila de los carros a través de una glorieta donde Elisa se despidió de él y se bajo del carro. Cuando vio a su papá salir del carro dio la vuelta y se quedó pasmada al ver su nueva escuela y se sorprendió no haberlo notado desde un principio ya que era un escenario impresionante. 

VacíoWhere stories live. Discover now