Parte única

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Izuku suspiró audiblemente, dejándose caer en su silla al tiempo que la puerta se abría de golpe y la ya conocida voz gruesa de su compañero de trabajo y ex amigo de la infancia entraba arrolladoramente, pisoteando la alfombra.

—¡Explícame que mierda pasó!

—Kacchan, baja la voz, por favor. —pidió, echándose hacía atrás y mirando casi con rencor la carpeta con su proyecto.

Yaoyorozu, su supervisora directa les había pedido un par de semanas atrás que hicieran los planos y los modelos correspondientes para un hospital de muy alto presupuesto bajo la petición de la familia Iida, sin embargo, como a Kacchan no le gustaba estar cerca de él, acordaron hacer cada uno su parte y presentarlas como un todo.

Obviamente, no salió bien.

Momo lo había reprendido y le había regresado el proyecto antes de pedirle que lo repitieran, correctamente esta vez, recortando además el plazo de entrega a diez días, pues los empleadores estaban ansiosos. Katsuki, al parecer, había recibido también un regaño por parte de la mujer.

—¿Qué quieres hacer, entonces? —preguntó el más alto, con los brazos cruzados y aun claramente molesto.

—Tenemos que hacerlo juntos.

El cenizo observó con atención como el pecoso hacia un puchero, recostándose sobre su escritorio y toqueteaba el borde de la maqueta que no coincidía con los planos ni de cerca.

Así, acordaron comenzaron a usar sus ratos libres durante los días para trabajar en los planos y a hacer horas extras encerrados en la oficina de alguno de los dos trabajando en el modelo, algunas veces quedándose en el edificio hasta que el conserje les pedía que se retiraran, y caminando juntos gran parte del camino hasta sus apartamentos.

Recordaron, entre conversación y conversación como solían jugar cuando niños antes de que Izuku tuviera que mudarse tras la muerte de su padre y como fue cuando se reencontraron más de veinte años después, luego de haber estudiado la misma carrera y aplicar para la misma empresa.

—Nunca pensé que alguien tan torpe como tu podría acabar haciendo maquetas.

Esa noche se encontraban en la oficina de Katsuki, eran las nueve de la noche del último día del plazo y aún les quedaba terminar algunos detalles en el par de modelos, uno desmontable que mostraba una habitación, el quirófano y el recibidor y otro que detallaba el exterior del edificio de diez pisos.

Como el escritorio del cenizo estaba lleno con restos de papel, pegamento y pequeños muebles decorativos, tuvieron que trabajar en el suelo, acomodándose uno al lado del otro, dejando que sus hombros chocaran y sus manos se rozaran cuando retrocedían para evaluar el progreso.

—¡Oh, vamos, ya no soy un niño! —se quejó Izuku, aun sobre el suelo, girándose para mirar al cenizo, quien estaba concentrado colocando una hilera de árboles en el jardín.

—Sigues siendo igual de fastidioso.

El de cabello jade no respondió, siguió metido en lo suyo, revisando que todo estuviera bien adherido a la base. Katsuki lo miró, su perfil cubría la luz de la única lámpara que los acompañaba y sus ojos brillantes estaban fijos en la maqueta frente a él.

—¿Recuerdas esa vez que te enfermaste de viruela y nos prohibieron acercarnos? —preguntó, su voz suave mientras dejaba lo que estaba haciendo y miraba al hombre a su lado. —Yo quería seguir jugando contigo, pero tu no.

—Fue la primera vez que te llamé fastidioso. —respondió, apartando la mirada, avergonzado por sus acciones pasadas aun cuando sabía que el chico no le guardaba rencor por ello. —Tenía miedo de que te enfermaras también.

Izuku sonrió, muy levemente antes de regresar su atención al frente.

—Luego de eso tuvimos que mudarnos.

—Estabas llorando como si nunca fuéramos a vernos de nuevo.

—No quería separarme de ti. —murmuró, tan bajo que Katsuki casi no lo escuchó.

Casi.

—Sabes... sé que cuando nos reencontramos no fui muy amable contigo. —carraspeó, avergonzado y sintiendo como sus latidos se aceleraban ante lo que estaba a punto de confesar. —Me tomaste por sorpresa y... todos los sentimientos que tenía por ti desde niños salieron... es difícil, ¿Cómo no pude superarte en veinte años?

Las mejillas del pecoso se sonrojaron con rapidez, pero permaneció inmóvil, con las manos sobre su regazo.

—Izuku.

El de cabello esmeralda se giró al oír su nombre, pues no era común que Kacchan lo llamara así y soltó un respingo cuando sintió sus manos cálidas envolviendo sus mejillas.

Entrecerró los ojos, su respiración agitándose al percibir el aroma fuerte que emanaba el hombre frente a él y distinguiendo los destellos dorados, cual trigo, que reflejaba su cabello gracias a la poca luz.

Sus labios se encontraron con un roce muy, muy suave que desató una sensación tibia en los pechos de ambos, Izuku suspiró mientras llevaba una de sus manos al suelo para apoyarse y la otra al pecho del cenizo, sintiendo la textura de la camisa que llevaba puesta ese día y que apretó entre sus dedos.

Katsuki se separó y lo miró con los ojos brillantes y las mejillas ligeramente arreboladas antes de volver a hablar.

—Creciste mucho. —mencionó con voz ronca, dejando un corto beso sobre los labios de su aún muy sonrojado acompañante. —Joder, me gustas demasiado.

—Tenemos la misma edad, Kacchan. —respondió Izuku con una suave risita, apoyando su frente en la del contrario.

—Jodidamente fastidioso. —masculló el cenizo, rodeando la cintura del pecoso.

—También me gustas.

El más bajo movió sus manos para anclarlas al cuello de Katsuki, dejándolo cargar con el peso de ambos, sabiendo que no lo dejaría caer, y besó la comisura de sus labios una y otra vez.

Desafortunadamente, tuvieron que separarse para seguir con su trabajo, pues aun les quedaba mucho que hacer.

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Nota agregada el 8 de abril del 2024: Hey! Paso a dejarles mis perifles de Ao3: ErinAust, ID: 16083897 y mi Twitter: @ErinAustrum. Allá estaré publicando mis historias y dando actualizaciones en caso de que mi cuenta o éste fanfic sean eliminados. 

Fastidioso; [Katsudeku]Where stories live. Discover now