La nueva escuela.

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Julieta.

  El despertador sonó a la hora que debía sonar, pero me quedé tirada boca arriba unos siete minutos más.

-Ahh...aquí vamos de nuevo. -Suspiré.

  Me paré y me vestí. Me coloqué unos jeans, una polera negra delgada de manga corta, con unos grandes labios rojos. Tomé mis lentes y bajé a esperar mi nuevo día.

  Quizá le estoy dando mucha importancia a esto de la nueva escuela, pero es que me cuesta sociabilizar con gente desconocida. En específico humanos. Creo que les tengo miedo. Me atemoriza el que se den cuenta de lo que realmente soy. No soy un mounstro, pero ellos pueden pensarlo así.

  Cuando tenía diez años dejé de tener clases particulares con profesores como yo, porque tenía que aprender a convivir con los humanos. A los once fui a mi primer colegio hasta el año pasado y ahora a los 17 me cambiaron a este.

  La razón del cambio fue gracias a un chico que me molestaba casi todos los días. Lo hacía por el solo hecho de que yo estaba la mayor parte del tiempo apartada de todo.

  Estaba sacando mis libros de mi casillero. No había tenido un buen día y el pasillo estaba vacío. Este tal Bill apenas me encontró sola en aquel lugar, fue a hacer lo que siempre hacía. Ese fue su error. Yo con un mal dia, a solas con él. No pude contener mis colmillos dentro de mi boca y le hice saber que se metía con un vampiro que tuvo un pésimo día.

  Él cayó hacia atrás y se golpeó en la cabeza quedando inconsciente. Con la ayuda de mi familia le hicimos pensar que se había caído y mientras dormía tuvo una pesadilla. Todo quedó arreglado, pero me sacaron de ahí por si las moscas.

           Jocelyn ¿Dnde stas?

Estoy allá en 5. No trdo en llegr primis

  Bueno, solo tengo que esperar a que mi prima llegue. Ella también irá al mismo lugar que yo para que no estuvieramos solas. Jocelyn también estaba conmigo en el anterior colegio y somos tan inseparables que ambas hicimos una pataleta por parte de cada una para estar juntas.

-¿Ya estás lista? -Me dice mamá cuando llego.

-Sí, sólo falta que llegue Jocelyn.

-¿Ya tienes todo? ¿No te falta nada?

-No, ma. -Me tiro en el sillón y prendo la TV para rellenar un poco.

  Aquí falta el desayuno ¿cierto? Nosotros solo comemos -ó mejor dicho- tomamos nuestro principal alimento cuando lo necesitamos. A veces nos damos unos gustos para nuestra lengua como -en mi caso- una manzana, pero no nos quita la sed que en algunas ocasiones podemos tener. No nos afecta en nada.

  Esta vez la puerta suena con un sonoro "¡ya llegué primis!". De un brinco salto a abrirle a la deserebrada que está afuera. Fue de viaje a Paris la muy perra, por eso la extrañé tanto.

-¡Fea!

-Fea tu cara. Ven aquí y abrázame idiota. -Me dice alegre y con los brazos abiertos. No la abrazo, me tiro encima a apretujarla lo más fuerte que pude.

-Julie, no puedo respirar.

-Tú no respiras tonta. -Le digo sin soltarme.

-Tienes razón, pero puedes romperme algo.

-Está bien.

-Te extrañé tanto, primis. Tengo tanto que contarte...pero no ahora. Tenemos que ir al colegio y si no nos apuramos llegaremos tarde a nuestro primer día. -Me toma de la muñeca y se da vuelta en dirección a la salida, pero se detiene de repente. -¡Hola tía Stephanie! ¡Adiós tía Stephanie! -Ahora sí me arrastra.

Nuestra Luna Escarlata (En Pausa Por Edición💜)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora