My reason to live. [Taeten]

04.

Miercoles 7:27 p.m

Taeyong regreso a su casa totalmente derrotado, y aunque siempre tenía el animo por los suelos, esta vez se sentía diferente. El corazón le latía de una forma tan acelerada que creía que en cualquier momento podría explotar, en su mente podía ver la dulce sonrisa del más bajo y eso lo hacía enloquecer. ¿Qué haría ahora para poder olvidar a Ten? deseaba con todas sus fuerzas poder sacar aquella imagen de su mente, sin embargo, sabía que eso iba a ser imposible.

Se sentía atrapado.

Distraerse con la escuela o con el trabajo no eran opciones para él, mucho menos el salir con sus amigos. La vida del joven desempleado era tan vacía que no podría encontrar la manera de distraerse para no pensar más en el estudiante de la cafetería aún con el paso del tiempo, no iba a poder olvidarlo.

¿Será que frecuentara aquella cafetería? A pesar de que Taeyong quería olvidar al joven, por saber que no tendría ninguna oportunidad con él, algo dentro de si mismo pedía volver a verlo, necesitaba hacerlo. Por lo menos una ultima vez.

El joven yacía sobre la superficie de su cama, la cual estaba desarreglada desde hace un par de semanas. Su mirada se encontraba sumamente perdida sobre el techo mientras que en su mente dibujaba el fino rostro del universitario a detalle, sin perder nada y colocando cada lugar en donde iba. Incluso podía recordar cada arete en su oreja, y el lugar que le correspondía a cada uno.

La puerta de la entrada sonó con fuerza al cerrarse de manera brusca, el padre de Tae ya había llegado de su trabajo y lo más probable es que se encontrara de mal humor como de costumbre, sería mejor que no se topara con él así se evitaría cualquier reclamo. Así que mejor se apresuro a incorporarse sobre la cama, y corrió a cerrar la puerta de su habitación con seguro para lograr aislarse de todo el mundo como siempre solía hacerlo, esconderse de la realidad y  de sus problemas. Su cuarto era el único lugar donde se sentía  "seguro", donde no tenía que lidiar con los problemas del mundo y a pesar de estar solo él y su soledad, estaba mejor así.

Ya estaba acostumbrado a la soledad.

Se sentó sobre la silla de su escritorio y rebusco dentro de un viejo cajón un cuaderno donde solía dibujar, tenía años sin hacerlo y seguramente había perdido la practica, pero quería aprovechar que la viva imagen de Ten se encontraba aún en su mente y se odiaría demasiado si llegara a olvidar un rostro tan hermoso como ese. Aún si se contradecía demasiado, estaba seguro que prefería no olvidarlo.

Y comenzó a trazar con su lápiz el rostro ajeno, borrando cada error que cometía mientras trataba de buscar la perfección en el retrato, algo que fuera de digno de admirar y que se asemejara lo más posible al menor.  Se concentro aún más cuando toco dibujar la pequeña nariz y esos finos labios rosados que pertenecían al estudiando, quien ahora se robaba cada suspiro del castaño.

Le tomó alrededor de una hora terminar su obra maestra, satisfecho con el resultado que había obtenido, limpió la superficie de la hoja que se encontraba repleta de restos de borrador y al terminar sopló para retirar el resto que quedaba. Apreció la maravilla que estaba trazada en aquel papel blanco, era como si estuviera viendo a Ten en persona, en ese preciso momento.

Era perfecto.

Se imagino por un instante que aquel dibujo era el verdadero rostro del estudiante, y casi sin pensarlo, llevo su diestra hasta la mejilla que se encontraba dibujada y la acaricio con suavidad, pasando su dedo indice por el fino mentón que perfilaba aquel bello rostro.

Y fue feliz por ese momento.

N/a:

Yo sé que me tarde en actualizar este fanfic, pero la inspiración no llegaba a mi, y disculpen si ven que los pj no hablan mucho pero es porque es el inicio de la historia. Con el paso del tiempo van a haber más dialogos sdsdcsdc.

El fanart no es mío, lo tome de twitter y ahí están los créditos.