Narra Rebekah
Tomando en cuenta que Edward le debe estar contando todo a Samantha y de que ella le hará demasiadas preguntas, no creo que bajen pronto y tampoco creo que les importe que salga por unos minutos.
El viento me golpeo con fuerza en el rostro apenas abrí la puerta. Tardaría en acostumbrarme a este clima loco de Forks, en california el clima era caluroso y solo el diez por ciento era invierno.
Suspire. ¿Cómo estará mi familia ahora? , con toda esta locura que estaba viviendo me había olvidado completamente de mi vida antes de que todo esto pasara.
Extrañaba mucho a mis padres, a mis estúpidos hermanos y a mis amigas.
¿Cuánto tiempo habrá pasado? ¿El tiempo de aquí era el mismo de mi mundo? , muchas preguntas invadieron mi mente abrumándome por un momento, no entendía nada de lo que estaba pasando y no sabía quién podría aclararme lo que pasaba.
¿Cómo volver? Esa era la pregunta que siempre estaba en mi cabeza, ¿Cómo regresar a casa?
Jamás en hubiera imaginado que ese estúpido deseo se haría realidad, pensé que solo era un juego como eso de enviarle una carta a Santa o poner el diente debajo de la almohada, al parecer todo eso era real.
¿Debía creer también en los duendes? , creo que sí.
-¿Qué debe...- mi cara choco contra algo duro , el impacto fue tan fuerte que caí de espaldas a un metro de donde estaba
-¡Por qué demonios no te das cuenta por donde vas! – ignore los gritos de aquel extraño y solo me preocupe en limpiar lo que bajaba por mi nariz, mi cara me dolía a horrores
-¡Puedes callarte de una vez! - grite tratando de controlar los mareos y la hemorragia nasal, ¿De qué estaba hecho ese hombre?
Alce la vista encontrándome a un hombre/Adolecente, no llevaba camisa por lo cual sus músculos acapararon mi campo de visión, su piel era morena muy parecida a la de Jacob al igual que su cabello.
Estaba segura de que aquel chico no podía tener más de dieciocho aunque su cuerpo muy desarrollado me hacía dudar, claramente era uno de los de la reserva pero...aun no sabía quién de todos era.
