Mi vista se posaba en esa estúpida cafetera negra que yacía en el mesón de mi cocina debatía entre tomar café o irlo a comprar, no era muy buena haciendo café.
Suspiré y me levanté de la pequeña silla que tenía, la verdad soy una chica sola que vive en un pequeño apartamento en el centro de la ciudad de Nueva York, no tengo mucho dinero y trabajo como mesera en el Mai's es un pintoresco lugar donde van personas promedio, a veces son muy amables como otras veces que son unos hijos de puta como mi jefe, lo odio pero necesito el dinero.
Coloqué mi bufanda azul por mi cuello y tomé las llaves junto con mi obsoleto teléfono y unos cuantos billetes que tenía la certeza que no pasaban de unos veinte dólares. Hoy por supuesto era mi día libre y no tenía nada que hacer así que salí de mi apartamento buscando esa tranquilidad en el pequeño Starbucks que esta a unas cuantas cuadras de mi hogar. Mis manos metidas en los bolsillos de mi chaqueta ya que hacía un jodido frío, sabía que mi cara se encontraba como un tomate por el frío y mi pálida piel no ayudaba en eso. Al pasar por la puerta del starbucks un gran cuerpo, mejor dicho un hombre de gran contextura chocó algo duro contra mi hombro, por lo menos me sacaba unos cuantos centímetros considerables de altura
—Fíjate por dónde vas, idiota -Estoy segura que me escuchó porque dudo un momento en salir del local o no
Caminé otro poco más y otro hombre de casi la misma altura del otro chocó conmigo, salió rápido la verdad no pude visualizar a los hombres por el simple hecho de que estos dos estaban cubiertos con gorra y lentes de sol, suspiré frustrada y caminé hasta una mesa sin importarme nada, me senté y suspiré Matt ya sabía lo que pediría por lo cual no se acercó a mí hasta tener mi orden lista, un café bien cargado, le sonreí en manera de agradecimiento. Tomé un sorbo y eso bastó para que se escucharan de cerca muchos disparos y golpes, la gente corría, gritaba y lloraba pero yo solo buscaba una manera de escapar y no era que yo no tenía sentimientos solo que una vez que vives toda tu vida en Nueva York te acostumbras a que todo pueda pasar. Salí del local y trataba de esconderme detrás de los autos para evadir las balas, miré a mi izquierda y vi a una increíble mujer de cabello corto y rojizo enfundada en un espectacular traje negro quien tenía dos armas en sus manos y disparaba a los grandes hombres supe de inmediato que se trataba de Natasha Romanoff. Miré cuando un hombre de esos grandes le disparó sin piedad a uno que ya estaba todo ensangrentado e inconsciente, el tipo grande poso su vista en mí y de inmediato frunció su ceño y fue caminando hasta mi, yo poco a poco retrocedía hasta que me topé con un posta
-Lástima que tenga que desaserme de un rostro tan lindo como el tuyo -Alzó su pistola -No debe quedar evidencia
Mi vida ya pasaba por mi cabeza, viví veinte años siendo una persona miserable para terminar muerta de esta manera, esperaba el impacto de la bala que nunca llegó a mi cuerpo, abrí mis ojos y pude ver cómo el mismísimo Capitán América me protegía con su inigualable escudo. El Capitán América luchaba a golpes contra el hombre de traje negro, por supuesto este no fue un gran rival para el primer vengador, de un solo golpe lo dejó inconsciente en el piso, el capitán tomó su escudo y lo colocó en su brazo para luego mirarme
-Lo siento -Fue lo que le escuché decir hacía mí antes de echarse a correr hasta la pelirroja mujer
Mi corazón latía muy fuerte por lo que acababa de pasar, me levante del piso y corrí tan fuerte que al llegar a la puerta de mi apartamento me faltaba el aire, me detuve por cinco minutos a tomar grandes bocanadas de aire hasta abrir la puerta para entrar. Tiré mis llaves en la mesa junto con el celular y me senté en el viejo sofá, la verdad nunca había pasado por algo así, no había estado al borde de la muerte y conocía a los vengadores pero jamás en persona y hoy conocí al Capitán y la mujer pelirroja que es una agente de S.H.I.E.L.D Natasha Romanoff, era increíble como un hombre tan grande como Capitán se movía con tanta facilidad y agilidad, sus golpes eran fuertes y precisos, no dudaba en lanzarlos y su escudo una total maravilla con brillantes colores.
Pasó una semana luego del incidente que tuve con unos miembros de los vengadores y hombres matones que median DOS metros, estuve saliendo con algo de pánico todos esos días pero no pasó nada fuera de lo común excepto que me caí unas tres veces pero la torpeza en mi abundaba. Mis pensamientos estaban en la próxima cuota que tenía que pagar de todos los servicios y es que la verdad apenas y me alcanzaba para comer dos veces al día, habían periodos en las que la pasaba realmente mal. Estaba atendiendo a los clientes en el Mai's cuando de repente entran tres hombres al local y se sientan, todos ellos de gran estatura y una mirada espeluznante, mi jefe me hizo una seña con su mentón para que fuera hasta allá para atenderlos.
Tragué duro y me armé de valentía, llegue hasta donde estaban ellos pero con una considerable separación de mi cuerpo y la mesa
-Muy buenas tardes, bienvenidos al Mai's ¿Qué desean ordenar? -Les dije con una sonrisa forzada. Los recuerdos de hace una semana pasaban por mi cabeza cuando estaba a punto de morir a no ser por el Capitán América quien me protegió de esos tipos-¿Rebecca Anderson? -Preguntó uno de los hombres y era el más temible de todos ya que este tenía una larga cicatriz en su rostro -Di... Dígame ¿Qué desea ordenar? -Pregunté temblorosa
Vi como el matón sonreía maliciosamente y abría su saco mostrando una pistola, mis ojos se abrieron como platos
-No hagas nada de lo que te puedas arrepentir, muñeca
Mi cuerpo no se movió, mi mente no pensaba rápido para escapar de la situación así que mire hacia mi jefe quien estaba en la barra metálica masticando asquerosamente un chicle. Sentí como la puerta del local se abrió y de allí apareció de nuevo la pelirroja enfundada en ese precioso traje que le hacía ver un cuerpo espectacular, me miró y yo lo hice también pero pidiéndole ayuda con la mirada, al parecer esta entendió y solo asintió. Mire a los hombres de nuevo y ellos estaban consientes de la situación en la que estábamos
-Señores, quieren esto a golpes o dispararemos algunas balas para ustedes, eh -La elegancia y tranquilidad con las que sus palabras salían eran realmente increíble
Mi cuerpo fue abalanzado por estos hombres saliendo de las sillas, caí contra el suelo y mi cabeza rebotó en este mismo, sentía todo el cuerpo adolorido la toqué y vi cómo mi mano se teñía de mi sangre
-Maldición -Exclamé en un susurro
Sentía mi cuerpo más ligero y mi visión más borrosa, los disparos continuaron y por lo poco que podía ver era esa chica y a el hombre de las flechas acabando con los matones, seguí así hasta que todo se volvió negro para mí
-Al parecer esta siempre será una chica en apuros -Fue lo último que escuché decir junto con una leve risa al final
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FADED | Steve Rogers
FanfictionNo tenía nada hasta que lo vi a el... "-¿Estas bien? -Preguntó mientras sonreía con lagrimas en sus ojos" "-Perfectamente, Steve -Dije cerrando mis ojos mientras caía en ese vacío oscuro y frío"