Castigo 🔞

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- ¡Baby! - gruñó enfadado, yo no pensaba salir de mi cuarto - ¿Dónde estás, pequeña?

- Aquí no - miento asustada. Sabía que tendría un castigo, había desobedecido a Daddy, y él odiaba eso.

Entró a mi habitación sin golpear la puerta y yo me encogí arrepentida.

- Lo siento, Daddy - murmuré apenas con un hilo de voz y al borde del llanto.

- Esperame en mi habitación- dice frio, con un tono cortante que me hizo sentir peor -Sin nada más que tus bragas.

Entre a la habitación del mayor y me quité toda la ropa rápidamente, justo como él había indicado, no quería enfadarle más de la cuenta. Me arrodillé de espaldas a la puerta, apoyando mi trasero tras los talones, el adoraba verme así. Espero que ayude.

Al cabo de unos minutos entra a la habitación, y lo siento detrás de mí, observandome en silencio, la espera me estaba matando, y él lo sabía.

- Diablos, como me pones, princesa - murmura después de soltar un jadeo - No tienes permitido hablar si no te lo ordeno, tampoco gemir o emitir sonido alguno.

Se acerca parandose frente a mí e instintivamente agacho la cabeza, estaba muy enfadado.

- ¿Qué diablos voy a hacer contigo, gatita? - pregunta - ¿Por qué vas a ser castigada? Responde.

- Por-porque - tartamudeo en un murmullo débil - Desobedecí y acudí a la fiesta a la que Daddy no me había dejado ir, con un amigo. Nos besamos. - digo lo último con voz ahogada

- Correcto. Levanta la cabeza. - inmediatamente obedezco y clavo la vista en sus penetrantes ojos azules, estaba sin camisa, pero aún conservaba toda su vestimenta inferior. - Creo que te mereces un buen castigo ¿No es así?

Asiento y le observo mientras abre su armario y saca una cuerda y un juguete que no reconozco. Hace señas para que me tumbe en la cama y cuando lo hago me amarra a esta de brazos y piernas, quedando en forma de equis, boca abajo y mirando hacia el cabecero de la cama. Pierdo vista de sus movimientos cuando cubre mis ojos.

- ¿El chico besaba bien? Responde con sinceridad - inquiere mientras acariciaba mi trasero. Me estremecí.

- Sí, daddy - suspiro. No quería buscarme más problemas.

Él no responde, pero comienzo a sentir pequeñas tiras de cuero recorriendo mi espalda, erizando mi piel. Diablos, azotes de nuevo, no. Intento sacudirme un poco, pero las ataduras me lo impiden.

- Lástima que no sería muy divertido para mí solo golpearte.

Retira el látigo bruscamente y me introduce algo en mi coño que causaba molestia. El pequeño objeto comenzó a vibrar de forma leve y yo me retorcí de placer, él lo detuvo.

- Por cada vez que gimas, te daré 10 azotes. Si te corres, tendrás otro castigo aún peor, así que yo te recomendaría que lo lo hagas.

Yo respiro profundo, esto iba a ser bastante duro. Enciende el vibrador nuevamente a baja potencia y me muerdo el labio con fuerza, intentando ahogar gemidos que amenazaban con salir de mi boca, él comienza a acariciar mi feminidad.

- ¿Cuánto tiempo estuviste en esa fiesta? Responde

- N-No -jadea e intenta acabar la frase con algo de dificultad- N-No lo sé

Siento que la potencia del vibrador aumenta. Lo siento en mis pliegues, haciendo cada vez más imposible contenerme.

- Vamos, baby. Esfuerzate un poco más.

Me lleva un par de minutos intentar murmurar algo de forma coherente, estaba totalmente extasiada.

- Un par de horas, quizá - respondo con dificultad, sollozo - Daddy

- Fueron 3, tres horas en las que no supe nada de ti ¿Tienes idea de cuan preocupado estaba? - sube la potencia del vibrador a lo que yo creo que es el máximo, haciendo que se me escape un gemido - ¿Eso que escuché fue un gemido, princesa?

- No - gimo y niego repetidas veces, el mayor apaga el vibrador pero no lo retira. Haciendome sentir un vacío enorme, suplico - Por favor, daddy, lo siento, lo siento mucho.

- Serán 25 azotes. 20 por los gemidos y 5 por mentir - enciende nuevamente el vibrador en baja potencia y da un fuerte azote con el látigo de tiras - Cuéntalos

- U-Uno - tartamudeo con dificultad al sentir el ardor característico posterior al azote. Siento varios más y voy contandolos uno a uno - ¡Ay! Doce. Daddy - solloza - por favor.

Los azotes comenzaban a resultarme placenteros, y el vibrador aún encendido no hacía más que excitarme. Continúe contando entre súplicas y jadeos hasta llegar al último. Apaga el aparato y lo retira.

- D-Daddy y-yo - me sentía frustrada, quería correrme, alcanzar el climax - Necesito correrme. Por favor - suplico entre jadeos- Lo siento, lo siento mucho.

Él sin decir nada se acerca y posiciona su cabeza entre mis piernas, presionando su lengua en mi entrada aún por sobre las bragas. Gemí. Comenzó a hacer círculos aún sin quitarme la ropa interior, necesitaba más. Llegué al tope cuando comenzó a dar pequeñas embestidas con la lengua, mis piernas comenzaron a sentir espasmos en señal de que estaba por llegar al orgasmo. Él se detuvo.

- Pasa una buena noche, princesa.

Y cerró la puerta.

Daddy Kink🍼🍭OneshotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora