Parte 3

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21 de abril del 2021

Nunca fui muy creyente del cielo o el infierno. Pero en este momento, me gustaría que el cielo existiera. Y me gustaría que el infierno existiera también, para que sufran por toda la eternidad los responsables de lo que ahora será por siempre mi dolor más grande.
Si tan solo hubiera esperado unos minutos más, o incluso horas, nada de esto hubiera pasado. Y ahora estoy aquí, escribiendo esto recostado en su cama, como si fuera posible que alguien lo vaya a leer. Yo había perdido a mi esposa, y siempre me culpé por su muerte, ahora no sé si pueda seguir viviendo con esto. Es demasiado.
Qué padre no quiere ver contento a su hijo, y más aún en los tiempos difíciles que estamos viviendo ahora. El me dijo que volvería a las 11 de la noche. Lo esperé hasta las 12:40 y aún no llegaba. Lo bueno de estar aquí es que conocía a casi todos, incluyendo a los otros jóvenes con los que pasaba el rato. Pero claro, los adolescentes a veces pueden llegar a querer ser adultos. Claro que yo no era conciente de eso, no se me daba el tiempo para pensar en ese tipo de cosas. Hasta ahora.
Estoy seguro que nunca olvidaré el grito de Jordan, despertandome a las 5 de la mañana, avisándome lo que sucedía. Inmediatamente tomé mi rifle de caza, y nos pusimos alerta. 5 sujetos, miembros de lo que se hacen llamar "***********" habían entrado al campamento. Estaban armados, y claramente no venían a pedir refugio. Alcancé a escuchar que alertaron a Jordan por radio que había al menos otros 6 por fuera. Nos superaban en número de armas.
En momentos como ese, creo que pensar en la vida de aquellas personas es lo que menos pasa por su cabeza. Y aún así, sientes una sensación extraña cada vez que aprietas el gatillo. Controlamos la situación por dentro, pero el verdadero problema era afuera, no teníamos a casi nadie protegiendo el perímetro y yo no tenía ni la menor idea en dónde podría estar. Estoy seguro que habré dicho al menos 100 veces "Hijo, ¿dónde estás?" mientras apuntaba el rifle en cualquier dirección, queriendo encontrar a esos hijos de perra que mataron a Ramón, el primero que nos recibió ahí.
Fueron al menos 10 minutos. Los 10 minutos más tensos que he vivido. Donde todos se movilizaban para encontrarlos. Después escuché disparos, a la dirección contraria en donde estaba yo. Deprisa vi a otros corriendo hacia ahí para brindar apoyo, al igual que yo. Entonces, fue ese grito lo que me puso la piel de gallina. Un grito que solo yo podría identificar. Mi mente se puso en blanco. Mis piernas se inmovilizaron por unos instantes. Fue un grito de esos que luego acompañan a el silencio. O al menos así lo sentí. Sentí un silencio absoluto, del cual solo podía escuchar mi pulso acelerado. Reaccioné en cuestión de segundos y corrí lo más que pude. No estoy seguro sobre qué pudo haber pasado por mi cabeza en ese instante, la verdad pienso que mi mente seguía en blanco y solo me concentraba en seguir corriendo. Cuando dejé de correr había llegado a otra de las entradas del campamento, por el lado este, la puerta estaba abierta y había gente disparando a los árboles. Yo seguía apuntando mi rifle, pero no disparé ni una bala. Solo me cubría con la pared, apuntaba pero no disparaba. No estoy seguro de cuántos disparos escuché después, pero fueron bastantes. Tantos que comenzaba a perder algo de audición. Cada que apuntaba con mi arma y veía a esas personas esconderse en los árboles peleando por su vida, todo se volvía lento. Como si los segundos parecieran horas, o algo así. No estoy seguro muy bien de qué sucedía en ese momento, pero, sin pensarlo dos veces, la próxima vez que saliera de mi cobertura y apuntara mi arma sería para asesinar a alguien. Respiré profundo y jalé el gatillo. Y la bala atravesó el pecho de ese sujeto. Estaba muerto.
Los disparos seguían, yo estaba algo atónito. Así que, mientras me cubría, me senté en el suelo un momento, tratando de pensar qué es lo que había hecho. Había matado a alguien. Y en realidad, no había mucho en qué pensar. De hecho, no permití que eso invadiera mi cabeza, estaba en medio de un tiroteo. Pero me mantuve ahí quieto.
Después, los disparos cesaron. Varios hombres se movieron hasta que alguien gritó "¡Despejado!". Seguían moviéndose hacia los árboles, donde solo quedaban los cuerpos de esa emboscada. Parece que todos pertenecían al mismo grupo, pero creo que nunca sabré el motivo de ese ataque.
El silencio se rompió cuando alguien gritó "¡Necesito ayuda médica por aquí! ¡Rápido!"  Habían 4 muchachos escondidos en un baño portátil a unos metros de las afueras del campamento. Uno de ellos estaba muerto. Ni siquiera sabía su nombre. Y mi hijo estaba ahí, con una herida de bala en el abdomen. Corrí como jamás lo había hecho. Mi muchacho se estaba desangrando y yo no paraba de gritar por ayuda. Y yo trataba de presionar la herida. Y yo lo sostuve, lo tomé de la mano y le dije que todo estaría bien. Y el, comenzó a cerrar los ojos. Y se fue. Lo abracé sin creer que se había ido ya. No era posible, eso no estaba pasando. Mi hijo, solo quería divertirse con sus nuevos amigos, los únicos que había tenido en mucho tiempo. Mi hijo, había muerto en mis brazos.

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⏰ Última actualización: Jul 07, 2018 ⏰

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La Guerra Ante Mis Ojos [NO TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora