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Si le preguntaran a Harry qué hace en un parque a las 3 a.m. él seguro que dirá algo bastante estúpido, porque en realidad ni él mismo lo sabe.
Así que decide levantarse del banco en donde se encontraba y encender su teléfono porque, por Dios, son las 3 a.m. y él no sabe en dónde se encuentra, lo cual en cierto punto, es bastante gracioso, así que Harry ríe, una estruendosa carcajada que trata de cubrir con su mano- como en los viejos tiempos, cuando todo era más fácil y divertido, cuando no había mentiras- fallando miserablemente porque esto es tan hilarante que incluso el tipo acostado a dos bancas de distancia levanta la cabeza en su dirección.
Bien, Harry no esperaba eso, así que aún con su mano sobre su boca sale corriendo, tratando de no caer por su vista nublada por las lágrimas, porque hacía tanto tiempo que no se sentía tan bien, tanto.
Libre.
Libre es la palabra que describe cómo se siente su corazón en este momento, tanto tiempo que ni era así.
Después de todo, sí necesitaba despertar solo, en un lugar desconocido y con una triste nota en el tocador, después de todo necesitaba esto, por más doloroso que fuera para él, era necesario, porque si lo pensaba detenidamente, esto ya ni siquiera dolía tanto como al inicio, ya no podía sentir tanto. Esto era liberador, justo lo que necesitaba su alma, un golpe directo, sin contenerse, para que por fin se diera cuenta de lo que sucedía.
Así que mientras corría lo más rápido que podía, durante la madrugada, cuando las llamadas ya no eran suficientes, ni los malos chistes, por fin comprendió que era momento de avanzar, como todos los demás.
¿Por qué tardó tanto en comprenderlo?
Ah. Sí, lo ama demasiado.

From the dining table- Larry StaylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora