Prólogo

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Sus ojos eran de un color verde esmeralda. Eso fue lo primero que noté cuando lo vi, bueno, en realidad, eso no es del todo cierto. Lo primero en lo que me fijé eran en sus fuertes y musculosos brazos; y en cómo empujaba o tiraba la bolsa al suelo de mi mejor amiga.

Con un gesto de enojo, Cora se agachó a levantar su bolso mientras el joven reía. Mi amiga no dijo nada, eso que ella es muy explosiva y te dice las cosas en la cara sin importar lo demás. ¿Acaso Cora no haría nada? ¿Acaso nadie dentro del bus diría algo? Pero él, siguió. Caminó hacia un niño y le tiró el dulce que traía en la mano, provocando que el mismo llorara. ¡ESTO YA ERA EL COLMO! ¿¡Nadie decía ni hacía nada!? Entonces él se pasó una mano por su brillante y dorado cabello, revolviéndoselo. Y de nuevo nadie hacía nada. Es como si no lo vieran.

Algo frustrada ya no lo dejé pasar. Mirándolo seriamente y con el tono más fuerte que pude, le dije:

-¿Acaso no te vas a disculpar? ¿Ni con mi mejor amiga? Pídele perdón, ¡AHORA MISMO!

Pero el descarado, ni siquiera dio la vuelta para mirarme. ¡Un maleducado!

-¿No me has escuchado? Pide disculpas.

Cora me miraba de una forma extraña y no solo Cora, si no que todo el bus tenía los ojos puestos en mí. ¿Por qué me miraban así a mí? ¿Por qué no lo miraban así al muchacho que provocaba todo? Esto verdaderamente ya era el colmo.

-¿Qué te sucede?- me decía Cora.

-¿No lo ves? ¡Este maleducado estaba tirando tu bolso al suelo durante toda la hora!

Cora me miraba extrañada.

-¿¿Pero, quién??

-Ya está, déjalo. Ahora veo que soy la única loca.

Entonces fue cuando mis ojos coincidieron con aquellos verdes esmeralda.

Eran tan verdes, que no podían ser de este mundo. Alcé las cejas y mirándolo de una manera, más enojada que puede, lo incité a responder. Él se acercó a mí y me respondió.

-¿Acaso puedes verme?

-¡PUES CLARO! ¿Cómo no podría hacerlo? Acaso no soy ciega ¿Sabes?, en realidad un poco ¡PERO ESO NO IMPORTA!

Otra vez todas las personas del bus clavaron sus ojos en mí. ¿Qué mosca le había picado a este pibe? Debería de estar fumado o drogado. Estos chicos de hoy en día...

-Clarisse, ¿con quién hablas? - Preguntó Cora.

Estaba algo extrañada y frustrada. ¿Acaso nadie lo veía? ¡Con el extremado sexy chico con el que estaba hablando! Entonces pude recalcular ¡Verdaderamente nadie lo veía! ¿o era una clase de broma de aquellos que luego los ponen en televisión? ¿Algún complot? Toda la gente murmuraba. ¿Qué mierda pasaba? ¿Cora ha hecho algo? DEMONIOS Cora, ¿Fuiste tú? ¿Tienes que ver algo con esto?

-Ellos no pueden verme - habló el sexy chico con sonrisa aturdidora- ¿Por qué tu sí?

Abrí la boca para contestarle, pero no podía hacer nada. De nuevo todos me mirarían de forma extraña y caería nuevamente en la vergüenza. De igual manera ya no me importaba nada. Ya habíamos llegado a nuestra parada e iríamos a mi casa, olvidando todo lo sucedido.

Pero él nos siguió.

Caminé con Cora en la vereda contraria de la que él se encontraba. Nos adentramos más hacia la calle. Estaba lloviendo, mi pelo mojado, tenía frío y un estúpido "chico invisible" me seguía. ¿Qué más podía ser peor? Él nos seguía de cerca, tan obvio no podía ser, yo lo notaba. Hasta que no aguanté más, estaba muy nerviosa. Agarré y lo encaré.

-¿Por qué haces esto? ¿Por qué me sigues? -Dije apuntándole con el dedo.

Estábamos cara a cara, nuevamente sus ojos verdes se cruzaron con los míos. Él estaba serio, realmente no se parecía al mismo chico del bus, pero ¿QUÉ QUERÍA?

-Es que puedes verme.

-¡Ya te dije que sí! ¿Acaso no ves que mi vista es "perfecta"?

Cora me empezó a tocar el hombro y me dijo:

-¿Qué demonios te pasa, Clarisse? Estuviste muy rara hoy. ¿Con quién hablas?

-¡Con este chico! -le dije señalándolo con el dedo índice nuevamente-. ¡ESTE ESTÚPIDO Y MALDITO CHICO!

-¡YA! Para Clarisse, vámonos a tu casa.

La gente comenzó a pararse a mi alrededor y a murmurar nuevamente. ¿Acaso nunca habían visto a una chica gritando? ¿Nunca vieron a una chica peleándose con su mejor amiga y con un supuesto "chico invisible"?

-Te miran así porque ellos no me pueden ver y tú... Sí. De hecho, no tendría que estar pasando esto- Me explicó-. Ellos piensan que estás loca y que hablas con la nada misma.

-Tú eres el loco aquí- le contesté-. Adiós.

Cora me miraba extrañada pero aun así seguimos caminando. Realmente yo seguía muy nerviosa y eso que soy muy tranquila.

Tras una larga caminata por fin llegamos a la siguiente parada de bus que nos llevaría a mi casa. Sin embargo, un extraño y dulce olor varonil nos invadió. Dirigí mi mirada hacia aquel suave, potente y dulzón aroma. Era el mismo sujeto que nos había seguido toda la tarde.

-Déjame en paz. Vete- Le pedí, pero no me obedeció.

-Si tu quieres me voy, mañana hablamos. ¿Pero qué demonios te pasa? - Contestó Cora ya que pensó que me dirigía a ella.

-No no, discúlpame Cora. No era a ti.

-Okey...

Afortunadamente llegó el bus rápido. Cora subió y yo también lo estaba por hacer, pero había un pequeño problemita. El idiota se puso en la puerta, impidiéndome pasar. Traté de hacerlo, pero era imposible. Él era demasiado fuerte, eso que solamente estaba apoyado sobre la misma.

-Esto siendo muy generosa en no darte una bofetada. Por favor ¡Quítate de la puerta!

El chofer me miraba raro y me decía que pasara rápido ya que había mucha gente esperando.

-Tengo que hablar contigo, ¿quién eres? - me dijo el sexy e imbécil chico.

-Eso no te incumbe. Déjame pasar.

-Podrás pasar si me dices quién eres.

-¡YA CÁLLATE! Eso te lo tendría que decir a ti. ¡Eres un loco que finge que los demás no lo ven!

El chico se pasó una mano por el pelo y se lo revolvió.

-Niña, ya pasa por favor-. Me decía el chofer.

-No se preocupe, en cuanto él salga de aquí lo haré.

El chofer confuso me insinuó.

-¿¿Quién??

-Este maldito chico- Insistí señalándolo de nuevo.

Cora se agarraba la cabeza y se tapaba la cara. ¿Qué demonios les pasaba a todos hoy?

Entonces el chofer (que afortunadamente era amable) frunció el ceño y dijo algo como "estos jóvenes de hoy en día". Por fin, el chico me dejó pasar, pero sabría que esto no terminaría aquí. Realmente la verdad me dio una bofetada: nadie lo veía. ¡Aquel joven verdaderamente era invisible! Pero ¿Por qué yo sí podía verlo?

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¡Hola a todos!

Por fin pude publicar mi historia, espero que de verdad les guste :)

Gracias por haber leído  :)

Clary ;)

Matt, el sexy chico invisible ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora