Capítulo único.

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Después del concierto abandonaron el recinto, aún sintiendo la adrenalina y el sudor correr por sus cuerpos. No había tiempo, tenían una agenda bastante ajetreada y el descanso no estaba en los planes de nadie.

Un fastidio sí, sin embargo, valía la pena, la sensación de satisfacción y amor hacían que el trabajo fuera soportable. Todos lo sentían de ese modo, el cansancio podía esperar porque no sabían acerca del futuro, mientras estuvieran en el escenario, haciendo música y cerca de los fans, todo valía la pena.

Terminaron con los horarios bastante tarde, mientras iban en la camioneta que los llevaría al hotel donde todos intentarían descansar al menos algunas horas, Jiwon no pudo evitar fijar sus ojos sobre él.

Él, aquel hombre se sentía tan jodidamente lejos. Tan cerca que sentía el aroma de su cuerpo, tan lejos sin la valentía para tocarlo, de nuevo.

Habían levantado murallas, pintaron los límites, se distanciaron kilómetros y kilómetros de piel, las palabras desgarraron el corazón de cada uno, la cercanía dolía provocando que la distancia pareciera el único alivio.

Jiwon sabía bien que en parte había sido su culpa, sus miedos, el sofocante agotamiento del deseo, no quería ser consumido por las llamas que jamás iba a poder apagar, no quería terminar con los sesos jodidos cuando no supiera explicarse que algo no estaba bien.

No quería tener hambre de por vida, tener sed aunque bebiera un océano completo, el sentimiento lo consumiría y no podía.

Se había engañado así mismo, dolía más la distancia, dolía fingir ante los demás. Mentir y decir que todo estaba bien, que no le afectaba, pero en sus adentros todo temblaba, su interior sucumbía cada que se quedaban a solas en una habitación y entonces lo sentía, a veces era él o a veces era Hanbin, pero siempre uno de los dos huía, inquieto y asustado por la avasalladora sensación.

Pero esa noche, a pesar de lo agotado que se sentía físicamente, no podía apartar de su mente y de su cuerpo la sensación de querer saciar todo aquello que se había acumulado a lo largo de los últimos meses. La urgencia lo asediaba y no podía seguir reprimiendo sus sentimientos.

"Voy a tu habitación" tecleó en su celular, ignorando todas las inseguridades e inquietudes en su mente, mandó el mensaje. Y sin más, abandonó su habitación. Esa noche algo de suerte rondaba sus apetitos, pues todos tendrían una habitación, sin compartir, para pasar un tiempo a solas, descansando de todo.

Sin embargo, Jiwon no quería estar solo.

Dos golpes, nadie abriendo la puerta, tres golpes más, aún sin respuesta, un golpe más y se iría, lo juro mientras se mordía la lengua. Y de pronto una figura apareció, un rostro serio, el ceño fruncido y los labios apretados, Jiwon lo conocía desde años, pero aquel gesto era inescrutable.

–¿Puedo pasar?- Se animó pedir.

Asintiendo, Hanbin se hizo aún lado para que aquel hombre entrara a su habitación, como no lo hacía desde hace algunos meses.

Y sí Jiwon no sabía cómo se sentía Hanbin, para el menor era lo mismo. Todo era una jodida broma, un mal chiste, ironía que hiere, pero no podía engañarse a sí mismo, si el mayor quería decirle algo, a pesar de todo lo que había ocurrido entre ellos, él quería escucharlo, quizás insultarlo o quizás...

–Te escuché decir que estabas muy cansado.- Dijo Hanbin en cuanto cerró la puerta.

–Lo estoy, pero, necesitaba venir.- Como si acariciara flores, Jiwon paseo las yemas de sus dedos por las paredes de la habitación, hasta estar frente al espejo del tocador.

Get you. Double B- iKONWhere stories live. Discover now