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En los días siguientes me percaté de que los almuerzos con Tae se hacían más frecuentes, al igual que pensar en él las 24 horas del día, al igual que sus mensajes o llamadas, al igual que los momentos de felicidad con él y al igual que las dudas e ideas sobre nuestra "relación".

Cuando estaba con él, su sola sonrisa despejaba todas mis dudas, me daba paz, tranquilidad y alegría. Despertaba en mí una sonrisa tan amplia que me dolía; su mirada me decía tantas cosas hermosas.

Cogía mi mano y sentía una corriente eléctrica tan bonita, como si nuestra piel se fundiera en una sola, más aun cuando acariciaba sus manos; sus abrazos eran tan apasionados y, al mismo tiempo, inocentes, como si quisiera pegarse a mí y no dejarme jamás, y aunque era físicamente imposible, si podía hacerlo sentimentalmente .

Con más frecuencia me decía «te quiero», «te extraño», «quiero estar contigo siempre», «quiero ser feliz a tu lado».

Solo el que ha sentido algo así lo entendería y el que no, tendría que imaginarlo y luego multiplicarlo por un millón de veces.

Sin embargo, mis sentimientos por Taehyung y la angustia de no saber si eran suficientes para que tenga la valentía de tomar decisiones
crecían al mismo tiempo.

Tenía noches difíciles sin poder dormir en las que pensaba lo hermoso que sería tenerlo en mi cama, solo contemplándolo, solo mirándolo, solo cuidando sus sueños e imaginando que soñaba conmigo. Pero esas noches se tornaban en pesadillas al saber que Tae estaba en la misma cama que Hoseok y que se quedaría ahí por siempre.

Me daba mucha angustia saber que todo lo que hacía por él aún no era suficiente. Sabía que Taehyung era feliz conmigo, pero sus temores seguían atándolo a Hoseok. Cómo pretendía mantener mi sonrisa siempre si ya mis amigos se iban percatando de eso, y cada vez el «¿qué te pasa, Kook?», el «¿te sucede algo?» o el «ya no te veo feliz» eran más frecuentes.

Mi chispa se iba consumiendo. Y luego venía él con alguna palabra bonita o con su simple sonrisa a dibujarme un arcoíris que borraba mis tinieblas.
Así pasaban los días, como en una montaña rusa, con altos y bajos, pero a diferencia de lo que uno vive normalmente, estos altos y bajos no duraban meses, sino días u horas.

Me estaba desestabilizando, sentía que él me besaba el corazón y que luego una daga lo apuñalaba.

A veces pensaba en terminar con todo, pues sentía que era lo correcto, pero ¿acaso lo correcto no es amar de la manera más pura e intensa que existe? ¡Sí que lo era! Y lo que uno hace por amor verdadero es irreprochable.




Pasaban los días y yo me preguntaba ¿Qué tenía que hacer para que me dijera: «Lo decidí, JungKook. Me quedo contigo»?

Sus «te quiero» eran opacados por sus «no lo puedo dejar», sus «quiero ser feliz por siempre contigo» eran decapitados por los «prefiero ser infeliz que hacerle daño», sus propios besos eran consumidos por su actitud distante.

Dentro de mí tenía una energía inagotable. Todo lo que sentía por él podría hacer feliz a cien personas juntas si pudiera entregarles mi amor en un pequeño frasco, pero la persona a quien quería darle todo no me dejaba hacerlo. Toda la pasión contenida en mí era desbordante; mi corazón había crecido tanto por él que parecía que tuviera que recogerlo del suelo para juntarlo en mi pecho.

Transcurrían los días y no llegaban las palabras que quería escuchar. ¿Qué más debía hacer para que eso ocurra? Si Taehyung tenía algunas cosas buenas con él -como seguridad-, eso yo también podía dárselo; si él tenía cosas malas con él, yo nunca se las daría.

Los momentos de felicidad a su lado eran inmensos y me motivaban a seguir.

¡Lo que nos sucedía era tan bonito! Ya quisieran algunas parejas tener esa dosis exquisita y gigantesca de felicidad, de mirarnos cogidos de la mano diciéndonos nada y al mismo tiempo todo. Pero las palabras que quería escuchar, aquellas que me harían el hombre más feliz del mundo, aquellas que se escriben así «me decidí por ti», no llegaban.

Uno de esos tantos días, mientras estaba echado en mi cama enviándole algunos mensajes, me dio la impresión de que ocurriría algo distinto.

Ese día las oscuras cortinas de mi habitación no dejaban ver la luz, pero debía de haber un sol resplandeciente. Taehyung me decía que me extrañaba, que quería que la bese y abrace, pero no me decía que me quería. Seguí respondiendo sus mensajes, sonriendo con solo imaginar que él lo hacía.

Habíamos quedado en vernos ese día, tras varios días sin hacerlo, pero un nuevo mensaje, por parte de él, me dijo que eso no se daría. Y por alguna estúpida razón yo seguía sonriendo.

Después de unos minutos mi celular volvió a sonar. No me lo esperaba. No era el ansiado «¡me decidí por ti!», pero ahora entendía por qué ya no expresaba que me quería.

Su mensaje decía: «Te amo, Kookie».




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¡Hola! Lo siento mucho por no actualizar, pero tuve unos problemas con mi teléfono y mi laptop. Muchas gracias por seguir leyendo esta historia y apoyándola mucho. ¡Ya casi llegamos a los 20K! Gracias por todo💕

¡Don't get married! ⚘ KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora