¡Don't get married! ⚘ KookV

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¡Tae me amaba! ¡Me sentía el hombre más feliz del mundo! Había conseguido que exprese esa mágica palabrita. ¿Ahora qué seguía? Si para mí su amor era todo lo que movía mi universo, ¿sería lo mismo para él?

Nuestros encuentros cada vez eran más bonitos y con más sentimiento. Ahora fluía amor entre nosotros, pero el tiempo también iba transcurriendo, iban pasando sin querer algunos
meses desde que nos conocimos y, de la misma forma, nos iba quedando menos tiempo. Después de todo, él seguía con su novio.

Nunca lo juzgué, a pesar de que la especie de relación que estábamos manteniendo no encajaba en mis paradigmas.
Ambos entendíamos que si el destino quiso que nuestros caminos se cruzaran, que naciera algo bonito y que estuviéramos enamorados, entonces sería por algo.

Sabía que en el fondo Taehyung no era feliz con lo que tenía, no como debía ser.
Para mí se trataba de vivir a plenitud o, por lo menos, morir en el intento. Al fin y al cabo, nadie vive con una pistola en la cabeza que lo obligue a hacer lo que no quiere.

Se fueron conjugando una rara mezcla de sentimientos más intensos entre los dos. Nuevamente el entorno nos pasaba la factura.
Nuestros «te amo» se mezclaban con los «no lo puedo dejar» y los «quiero estar contigo para siempre».

Era una mezcla que el mismo destino que nos unió nos estaba preparando, un trago dulce que luego mareaba y hacía sentir mal. Todo eso me afectaba y a él también. Estábamos entre lo que sientes que está bien y lo que la sociedad te dice que está mal, entre el amor y la pena, entre lo mágico y lo real.

Empezamos a tener discusiones por el tema recurrente de «si me amas, ¡quédate conmigo!». La presión del dolor que sentía al ver cómo nos íbamos enamorando se lo iba trasladando a él; al final, para mí el amor lo era todo y podía vencer cualquier barrera. ¿Qué más debía pasar para que todo encaje?

Los días de su primer «te amo» iban quedando atrás y nuevamente se convertían en horas de horas, a tal punto que uno de esos malditos días escuché lo que no quería escuchar, lo que manchó ese glorioso día:

—Jungkook, eres un chico muy lindo, guapo y bueno. Deberías salir con otras chicas o chicos, de repente terminas enamorándote de alguna de tus amigas o amigos. Seguro hay varias personas que quisieran estar con un chico como tú.

No había palabras para recuperarme en ese momento. Me lo había dicho de una manera tan fría, tan práctica y con la sonrisa de siempre. Esas palabras me cayeron como gotas de fuego en el corazón, una tras otra, como si fuera algo que permanecía goteando de manera indefinida.

Me lo dijo de una forma indescriptible, de esas en las que la experiencia o las vivencias no tienen respuesta. Yo solo lo miré con una sonrisa nerviosa, con la boca abierta, tal cual dicta la frase, sin poder entender, sin poder reaccionar.

Solo esperaba más palabras de Taehyung para terminar de caer. Pero no dijo nada más; entonces, ¿qué significaba todo eso?

No pude articular ideas, no pude ser sensato. De manera torpe intenté explicarle que nadie más que él me interesaba y que éramos el uno para el otro, pero la misma sonrisa que un día me enamoró de él y que seguía manteniendo, ahora disparaba esquirlas de hielo en mi pecho; y mi mirada, que antes la envolvía, ahora se humedecía.

Preferí marcharme, él se quedó ahí, como si no hubiera dicho nada malo.
No sé de qué forma cambiamos de tema, pero el «te amo» ahora se traducía en un «adiós». Ahora su frase recurrente cada tres días era «sal con otras personas».

Mi seguridad de que lo nuestro iba en crecimiento y era sostenible se caía a pedazos. De alguna forma seguíamos juntos, creo yo, para que no lo perdiera del todo.

EL TAEKOOK ES LO MÁS BONITO QUE MIS OJOS HAN VISTO CSMR, ESTOY MUY FELIZ DESDE ESE DÍA.