Capítulo 4 [Final]

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Kenma.


“Lo que se necesita para conseguir la felicidad, no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado.” —San Josemaría Escrivá De Balaguer.

 

Lo nuestro duró más de lo que esperábamos, tanto para nosotros como para el resto de personas que eran cercanas a nuestro alrededor, pero no fue para siempre y si me lo preguntan a mí, fue fugaz.

El tiempo contigo era incontable, el mundo dejaba de girar cuando te veía y siempre deseaba que las horas dejarán de transcurrir cuando me besabas, te habías vuelto mi cosa favorita en el mundo, después de los videojuegos, pero era imposible que durará algo tan perfecto ¿cierto?

—¿No crees que tanta felicidad concentrada provocará un desequilibrio en el mundo?

—No sabía que podías ser tan romántico, Akashi —comenté divertido cuando había sido yo el que te invito, aquel día, a ver las estrellas.

—Hablo enserio.

Y no fuiste tú, mucho menos yo y aún no puedo echarle la culpa al tiempo, pero cuando los dos parecíamos haber encontrado lo que necesitábamos, cuando fue suficiente se acabó. Ni siquiera puedo entristecerme cuando lo recuerdo, porque éramos felices, porque mi corazón lo habías curado y el tuyo había crecido, para hacerse de más aventuras, para llenarse de más personas, para sonreírle al mundo con sinceridad y no había logro en mi vida más grande que el habernos enamorado juntos.

—¿Sabes, Kenma? —dijiste una vez: —Aunque lo nuestro llegue a terminar… yo nunca voy a amar de nuevo a alguien como te amo a ti.

—Exageras.

Terminé esbozando una sonrisa de júbilo. Nada me había hecho más dichoso en la vida que esas palabras y aún lo pienso así.

El tiempo pasó, nosotros crecimos, los de tercero se fueron, con ellos Bokuto, y junto con Kuro ambos nos dejaron grandes responsabilidades y nosotros nos hicimos también de nuestros propios asuntos, tanto que terminamos por dejar de vernos semanas enteras y cuando lo volvíamos a hacer solo nos dedicábamos, durante el día, a disimular las ansias que teníamos de que se hiciera de noche, para juntarnos. 

—Pienso que no existirá, para mí, un placer más grande que tenerte, pero temo todos los días por que no seas mío para siempre.

Me reí avergonzado escondiendo mi sonrojado rostro en la almohada más cercana. ¿Recuerdas el día que te dije que eras de pocas palabras? Te habías vuelto muy  hablador desde entonces.

—Por ahora... —declare en voz baja —ahora lo soy... si tú lo eres también.
 

Disfrutamos del otro cuanto pudimos hasta que el año termino y el destino decidió que ya no podíamos estar juntos, hasta que el mismo tiempo injusto, se consumió de la manera más veloz posible. Y nos tuvimos que separar.

—Está bien. Aún tengo que agradecerte tantas cosas que dudo que la vida misma me alcance para hacerlo, pero está bien… —trataste de decir vacilando por teléfono —Si algún día nos volvemos a ver, y así será, te haré saber cuánto te amé. Por ahora hay que continuar con nuestras vidas, olvídame porque no habrá hoy un "para siempre" entre nosotros...

 
"Pero si inmortalidad para los dos".

Porque estaré siempre presente cuando divagues en tus pensamientos, cuando te encuentres nostálgico, cuando sientas la necesidad de ser feliz como lo fuimos de nuevo.

Y cuando nos volvamos a ver, en esta vida o en otra, yo te recordaré. Recordaré “esto” cuando pregunten acerca de lo nuestro.

Gracias por leer <3
Mr. Black

Acerca de lo nuestro | Akaken Donde viven las historias. Descúbrelo ahora