O1.

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— Entonces..  ¿Tenemos todo?— Preguntó Taehyung mientras colocaba todos los alimentos dentro de la pequeña caja de cartón.

— Si, creo que ya deberíamos bajar Taehyung, se estaba haciendo tarde y nos sabemos con exactitud a que hora estarán ellos aquí. — Ayudé a mí hermano con la otra caja que contenía comida y algunas botellas de agua, nunca sabemos cuánto tiempo estaremos ahí abajo, así que preferimos llevar de más.

Al salir de casa, veía como todos los y las omegas de la zona también corrían a refugiarse en sus pequeños escondites bajo tierra, todos los meses pasaba esto, nosotros vivimos escondidos de ellos, de los alfas.
Cada mes una gran manada de ellos venían a todo los pueblos de omegas a llevárselos a la fuerza solo para abusar de nosotros o para vendernos en el mercado negro de omegas de donde nadie salia con vida.
Todos estabamos cansada de ellos, sin embargo no podiamos hacer nada, por naturaleza eramos débiles y nunca podríamos con una gran manada de alfas por eso solo nos quedaba escondernos y rezar para que no nos encuentren.

Al dar la vuelta, pude divisar a los lejos a Baek, mi mejor amigo. Su olor era muy fuerte que hasta los omegas podían percatarse de el,  todos lo miraban con miedo y se alejaban lo más que podían de él, estaba en su etapa de celo.

En mi pueblo había muchas reglas con respecto a los omegas, más aún si estaban en su etapa de celo y era el mismo día que los alfas venían.
Cualquiera Omega que este en celo, debe ser retirado del pueblo hasta que los alfas se vayan, esa es la regla.
El olor de un Omega ya es muy delicioso para un alfa y si estaba en celo, mejor aún. Los escondites no eran lo suficientemente profundo como para poder esconder ese olor, si los alfas lo encontraban, era nuestro fin.

Por eso a Baek lo estaba llevando lejos, a una pequeña cabaña que estaba a kilómetros de nuestro pueblo muy profundo en el bosque.
Ahí no podían encontrarlo o eso pensamos todos. Él me dedicó una de sus tristes sonrisas, y siguió avanzado, lo seguí con la mirada hasta que su pequeño cuerpo desapareció en la profundidad del oscuro bosque. Lo entendía perfectamente, no era bueno pasar un celo solo y más que tu familia te lleve lejos solo para que no corran peligro.

Un pequeño zumbido me sacó de mis pensamientos, tome mi teléfono de mi bolsillo y sonreí al ver que era Lisa.

— ¿Qué pasa Lisa?

— Jiminie, dile a todos que se oculten. Los alfas ya están en camino, no tardaran en llegar. — Dijo Lisa desde el otro lado con voz exaltada. — ¡No olvides tomar los supresores!— Antes de que pudiera contestar, ella colgó la llamada.

Guardé el teléfono mientras corría al medio del pueblo, mire a mi alrededor, todos me miraban confundidos esperando que diga algo para que entren en acción.
Mire a Taehyung en busca de ayuda, él me sonrió a lo lejos, haciendo que mis nervios desaparezcan.

— ¡Todos!— Grité, el pueblo entro en profundo silencio, mientras me miraban estupefactos. — ¡Es hora de esconderse! ¡Los alfas..

Antes de que pudiera terminar de hablar, un profundo aullido se escucho alrededor de todo el pueblo. Ya estaban cerca, todos empezaron a correr a sus escondites asustados, algunas omegas cargando a sus hermanos, madres con sus hijos en brazos, hasta las ancianas se refugiaban. Estaba por ir con Taehyung a escondernos, cuando sentí un calor recorrer todo mi ser.

Empecé a sentir dolores en todo mi cuerpo, caí rendido al suelo, el calor subía hasta mis mejillas y un cosquilleo molesto no dejaba mi estómago. No podía creer lo que me le estaba pasando, mi celo.
Había llegado.

Los que aún estaba afuera me miraron con miedo y se alejaron rápidamente corriendo a sus escondites. Levanté mi rostro hacía Taehyung, él intentó ayudarme a ponerme de pie pero lo alejé.
Si él se acerca más mi olor lo invadirá y estará en peligro, no puedo permitir eso, debo proteger a mi hermano.

— ¡No, Taehyung! ¡Alejate! ¡Ve a esconderte!— Le grite, mientras me alejaba de él. — Estaré bien hermano, iré con Baek, por favor. ¡Escondete!

Taehyung retrocedió asustado y corrió hasta el escondite, dejando a su hermano solo en medio del ya oscuro y vacío pueblo.

Empecé a correr lo más que pude, alejándome del pueblo y tratando de recordar donde quedaba la pequeña cabaña. Mientras lo hacía intentaba no hacer tanto ruido, si lo hacia los alfas me alcanzarían, seguía caminando lo mas rápido que mis cortas piernas podían. Llegué a un pequeño lago y me detuve a descansar, no sabia por cuantas horas estuve corriendo y aún no encontraba la cabaña.

Lo único que sabía era que estaba muy lejos de mi pueblo, no podían encontrarme y no iba a poner en peligro a nadie, eso me reconfortada.
Me recoste en el pasto por un momento, estaba muy cansado, solo quería dormir y olvidar todo,  en especial el problema que tenía entre mis pantalones, había pasado un rato y mi celo se hacía cada vez mas fuerte y no podía hacer nada para pararlo, necesitaba un alfa, necesitaba parar este dolor. Pero no podía hacer nada mas que aguantar y callar mis pequeños gemidos, mordiendo mis labios.

No me di cuenta que estaba cayendo en un profundo sueño, estaba pero cerrar mis ojos, tirando al diablo todo lo que pasaba pasaba alrededor, solo olvidarlo por unos minutos, cuando siento que alguien se acercaba lentamente a mi, abrí los ojos y intente ponerme de pie para salir corriendo de ahí. Pero algo me detuvo, mas bien alguien lo hizo.

Mire hacia arriba y me encontré con un gran lobo negro, un alfa.
Sus profundos ojos negros me miraban con desesperación y deseo, mientras me tenía prisionero debajo de su gran gran cuerpo.
No podía hacer nada, era mi fin.
Me habían encontrado.

Cerré lo ojos esperando lo peor, pero en vez de eso, sentí una calida mano acariciando mi húmeda mejilla.
No quería abrir lo ojos, solo quería alejarme de él, correr hasta mi casa y abrazar a taehyung hasta quedar dormido y fingir que esto sólo fue un tonto sueño y nunca paso, pero no era así. Escuché un fuerte gruñido y me vi obligado a abrir los ojos muy lentamente.

— Tú.. Eres tan hermoso. — Me dijo aquel tenebroso lobo negro que ahora era un hombre fornido, con el cabello negro desordenado y una pequeña sonrisa. — Te encontré, por fin lo hice.

Se abalanzó aún mas sobre mi intentando abrazarme, mientras hundía su cabeza en mi cuello, olfateando cada centímetro de este.  No podía hacer nada, estaba cautivado por aquel bello hombre que me repetía al oido que era yo, lo que estaba buscando. Me deje mimar pero aquel hermoso desconocido, al cual mi lobo recibió feliz, gimiendo con cada una de sus suaves caricias.
Antes de poder caer profundamente en los brazos de Morfeo, pude escuchar que dijo algo que hizo que mi corazón se llenara de calidez.

— Te encontré. Y nunca te dejare ir.








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Omega Verse. |Kookmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora