Por el año 1985, William Afton estuvo por iniciar una gran cadena de sucesos con el filo de su navaja.
Pero justo a tiempo el padre de esa niña abrió la puerta a tiempo, evitando el desastre.
Frustrado, Afton volvió a su hogar pensando en lo que est...
El padre de familia que tenía grandes visiones a futuro, ya no era el mismo de antes.
Él había tenido una discusión hace poco con su viejo colega de trabajo después de no haberle dado créditos por uno de los chips usados en la más reciente invención: los trajes SpringLocks.
Esto causó un ataque de ira en él.
Así que cuando vio a la futura heredera de Henry a las afueras del restaurante, después de haber sido echada por sus propios amigos.
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Él se quería acercar con su viejo Mustang morado hacia la pequeña.
*** Había acercado su auto hasta el frente del restaurante del oso amarillo.
Se bajó del auto con su navaja de bolsillo metida en su bolsillo y se acercó a ella.
-¿Quién eres tú?- preguntó la niña.
Antes de que el uniformado hombre pudiera hacer acción alguna, Henry destrabó la puerta y observó la escena.
Charlie corrió rápidamente hacia los brazos de su padre, mientras William miraba a Henry con una expresión de pánico.
-¿William? ¿Qué haces aquí?-
-Nada...solo veía tu gran logro desde fuera- contesta William con una pequeña sonrisa en el rostro.
-Oh... entiendo, no sé qué haces afuera con este día lluvioso. Deberías estar atendiendo a tu esposa.- contestó Henry con una expresión nula.
-¿Ya ni siquiera puedo acercarme?-
Cuando William dijo esto, Charlie se fue a ver al gran oso amarillo en su espectáculo.
-Lo siento Henry, pero no estás invitado a la fiesta de hoy. Buenas noches.- contesta Henry y cierra las coloridas puertas rojas del restaurante.
Después de esto William regresa a su auto para cubrirse de la lluvia.
Él empieza a insultarse a sí mismo por haber fallado con esa oportunidad de oro, la lluvia fuerte pudo haber disuelto la sangre y con la neblina nadie lo hubiera visto.
Al ver que la lluvia se intensificó, William enciende su coche y se va hacia su casa.
*** Cuando llegó a casa, vio a su esposa, estaba dormida en el sofá con un balde de Popcorn en el suelo.
Prosiguió a llegar hacia su estudio de trabajo en el subsuelo.
Prendió un cigarrillo, dejó la radio prendida en una estación donde pasaban una maratón de un álbum de "Queen" y siguió a dibujando planos sobre unos nuevos y radiantes animatrónicos que superarían a todo aspecto a los de su amigo.
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