Đºɕε

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¿Contento?

¿Enserio quieres saber?


Ya te lo he mencionado

Eres hetero, Rivera…

Creó que deberías de

estar feliz, primor


Estoy mas inconforme

que contento


Que mal por , mi

canelita morena ~ ♥

Bueno te dejo, de nuevo

Ernesto quiere salir


Jamás me has mencionado

el problema que tienes con tu

padre, Marco.


No querrás saberlo…

Es mejor dejar en claro

que Ernesto no es mi padre,

Y que jamás podrá tener

el nombre de mi padre


Ya pero…


MIERDA, DEJALO POR

LA PAZ RIVERA


Quiero ayudar, así como

lo hiciste por mí…



¿Marco?


PUTA MADRE MIGUEL

TE AMO HIJO DE LA

CHINGADA

TE AMO


Eso ya lo

Quitas el romanticismo </3

Oye…

¿Puedo verte esta noche?


Te respondería, pero

llegaría a joderlo más de

lo que le quitó el romanticismo

Y claro, ¿Dónde siempre?


Es obvio primor

Entonces nos vemos, amor

Marco se ha desconectado


・✦▭▭▭✧◦✦◦✧▭▭▭✦


Marco solo pudo guardar su celular, quería llorar, en verdad su corazón comenzaba a partirse en miles de pedazos.

— ¡Ya baja Marco! — escuchó la voz gruesa y demandante de Ernesto.

La voz retumbaba por sus tímpanos, odiaba tanto a aquel señor que se metió a la vida de su madre, olvidando a su padre y tomar el apellido de la Cruz a su nombre por la fuerza.

Tragó aquellas ganas de llorar, quito cualquier rastro de indicio de el querer soltar lágrima alguna.

Bajo y veía en la entrada la silueta esbelta de Ernesto y a su lado, una joven chica de edad aparente, de cabello castaño claro, adornado con dos trenzas que caían gráciles sobre sus hombros, sus orbes resplandecían en un color zafiro, su piel era tan tersa, suave y de color porcelana, parecía una muñeca a tamaño real.

— Ya estoy listo — pronuncio el menor de la Cruz, acercándose a la menor, tomando con delicadeza su mano y besar el dorso de esta, intentando no volver el estómago en el momento que sus labios chocaron con la piel suave de la chica.

Una vez hecho aquel acto, sintió la gran mano posarse contra uno de sus hombros, disimulo cualquier rastro de disgusto en su semblante.

— ¿Nos vamos? — preguntó la joven chica, la voz tan suave y tan delicada.

— Diviertanse y Marco… — la voz del mayor retumbo nuevamente con demanda, su mirada ámbar se poso sobre su hijastro, fulminando a este con la mirada.

El menor solo se detuvo a encarar con la misma mirada tan frívola al mayor.

— ¿Si? — preguntó, ya quería largarse de una vez.

El mayor no dijo nada, solo le ofreció la mano, como si de algo tuviera que darle.

Marco apretó con fuerza sus propias manos, tomo de su bolsillo su celular, entregándoselo al mayor, quien solo sonrió y finalmente la pareja de infantes se fue, dejando a la pareja mayor en la morada de la Cruz.

Finalmente, Ernesto miro aquel celular del menor, desbloqueado y mirando las conversaciones del Rivera con su hijastro. Chasqueo la lengua al ver las asquerosas insinuaciones que daba Marco a Miguel, pero su mirada se volvió mas intensa, al ver como al final de estas conversaciones, el hijo de zapateros comenzaba a dudar sobre lo que sentía por su hijastro.

Su mirada cambio drásticamente, y una sonrisa surcó por sus labios, dibujando en su rostro un semblante lleno de maleficencia.

Grandisimo IdiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora