Parte 1

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Un ascenso era la mejor mejor noticia que pudieron haberle dado en años. Eso y el hecho de que ahora su relación con Oh SeHun ya era oficial y estable, incluso se mudarían juntos a San Francisco, donde SeHun tenía la cervecería que había heredado de sus padres.

Por primera vez las cosas estaban tomando sentido, y para BaekHyun no habían mejores tiempos. Tenía un pasado tortuoso que olvidar, pero nada mejor que la compañía de su pareja y una vida juntos.

—Te lo digo—repitió MinSeok del otro lado de la línea.—¡Deja de ser bruto por una vez en tu vida!

—Ya oí. Que intenso te pones. Dios—BaekHyun rodó los ojos, viendo a su perfecto novio recostado a su lado, boca abajo, totalmente rendido en el sueño.—Te dejo Min, tengo cosas que hacer.

El otro sólo respondió un «Sí, por supuesto que tienes» mientras reía y colgaba el teléfono.

BaekHyun no supo en qué instante su mundo había dado un giro de trescientos cincuenta grados, pero sí sabía que estaba enamorado de SeHun. Que aquel hombre, al igual que él, tenía muchas cosas que enterrar y que lucharía por un futuro a su lado. BaekHyun sentía que aquello era demasiado bueno para ser verdad. 

Aunque, bueno, después de sufrir un abuso psicológico y sexual, jamás volvería a ser el mismo. El tormentoso nombre de su ex pareja abusiva, Park ChanYeol, resonaba en su cabeza cada vez que cerraba los ojos por las noches.

Ni siquiera las terapias habían podido calmar los llantos o golpes que rememoraban en su mente y viajaban hasta cada rincón de su cuerpo, como si pudiese volver a sentirlo. No obstante, tenía la persona más hermosa del mundo justo a su lado.

SeHun pasó los brazos por la cintura de su novio y llenó de besos su cuello. BaekHyun suspiró de excitación y se mordió levemente el labio inferior.

—Buenos días—le dijo a SeHun, quien sonrío pícaro.

—Buenos días, Oh BaekHyun.

BaekHyun se había dado la vuelta para así tenerlo cara a cara y poder apreciar mejor a su chico. SeHun era tan pálido como el papel, el cabello azabache parecía resplandecer por si solo y caía desordenadamente sobre su frente. Los labios finos y las facciones de porcelana eran uno de los encantos de Oh SeHun, sin contar la escultura magnífica que tenía como cuerpo y su maravillosa compañía.

BaekHyun pidió piedad para no ser despertado de aquel perfecto sueño, si era en ese caso.

—SeHun, no—rió para depositar un beso en los labios ajenos.—aún no es oficial.

—Pero lo será—le respondió, acariciando los muslos desnudos de BaekHyun que la camisa holgada no llegaba a tapar.—Te queda muy bien.

BaekHyun fue empujado hacia la cama nuevamente y besado por todas las partes más recónditas. SeHun lo besó apasionadamente, dejándose llevar por el calor del momento. Ambos pegaron sus cuerpos, uno con el otro, siendo tan indispensables como el aire, sin separarse en ningún momento. BaekHyun rodeo la cintura de SeHun con las piernas, frotándose sin vergüenza alguna. SeHun comenzó a gruñir y intento arrancarle el camisón blanco de una vez por todas a BaekHyun, pero este se echó a reír y se separó.

—Ya amaneció, amor. A levantarse.

—¿Por qué me haces esto?—se quejó SeHun, cubriéndolos a ambos con las sábanas.

—¡Arriba, SeHun! Tenemos mucho que hacer.




Sabiendo que no podía hacer nada en contra de BaekHyun, su luz, se levantó a regañadientes para echarse un buen baño con agua fría y hacerle nuevamente el amor a su chico, ambos en la regadera. Sin embargo, no fue como lo predijo, pues BaekHyun lo conocía a la perfeccción y se había adelantado a hacer el desayuno. SeHun rió ante la acción de su casi marido y por fin se permitió un momento para agradecerle a Dios y a la vida lo feliz que era.




Mío o de Nadie || SeBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora