Chloé ama a Nathaniel

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Hacía tiempo que Chloé Bourgeois se había dado por vencida con Adrián Agreste y, por ende, había asumido que era un auténtico fracaso en el amor y que siempre lo sería. Pese a su juventud Chloé empezó a plantearse su vida en solitario y la verdad es que no le sentó nada mal pues su actitud naturalmente competitiva y envidiosa se suavizó lo suficiente como para permitirle disfrutar de la vida un poco más y, sin ella ser consciente, aquellos que la rodeaban empezaron a encontrarla más tolerable. La hija del alcalde supo que había tomado la decisión correcta cuando su amiga Sabrina la saludó con un abrazo y, en lugar de sentirse molesta, se sintió feliz y halagada.

                Lo siguiente que notó es que la gente la invitaba a ir a sitios. Así ella y Sabrina participaron en muchos planes en los que nunca antes habían imaginado verse implicadas: fueron con Kim, Ondine, Max y Alix a hacer surf; con todas las chicas de la clase a una fiesta de pijamas, con Alya y Marinette a elegir cosas para una fiesta… eran felices. André Bourgeois notó el cambio también ya que su hija había dejado de llamarle para quejarse de cualquier minucia de su día a día y los afrontaba sola. Sabrina sabía que haber dejado atrás a Adrián no era la causa de su cambio, de hecho era sólo una consecuencia. Chloé se estaba haciendo mayor.

                Queen Bee observó el atardecer de París desde la azotea de un edificio cuando Ladybug le recordó que estaba a punto de volver a ser quién era en realidad bajo la máscara. Con un suspiro que mostraba feliz y sensación de plenitud Queen Bee desapareció entre los edificios de la ciudad. Chat Noir y Ladybug sonrieron y se fueron también.

                Volvió a sentirse hermosa. No es que no supiese que era hermosa, lo sabía, pero ahora permitía que la idea de ser deseable para otros se pasase por su mente. Lo más interesante de todo el asunto es que pese a pensar que el amor no estaba hecho para ella sus ojos empezaron a contemplar con interés a algunos varones de su entorno. Inevitablemente se fijó en él. Era solitario, de voz dulce y tímida, de pocas palabras, de ideas claras y era blanco como la porcelana y de cabello rojo como un tomate. Sus ojos eran tan bellos que se sorprendía si misma pensando en el color de los mismos a todas horas.

                Nathaniel se sentaba a veces a dibujar durante el recreo solo. Ella adoraba observarle desde la otra punta del patio, pero cuando él alzaba la mirada ella siempre disimulaba. No estaba preparada para otro amor no correspondido.

                En clase de arte perdió el aliento. Toda la clase estaba admirando la hermosa pintura del pelirrojo y ella simplemente no podía. La pintura había capturado Notre-Dame de París en todo su esplendor aunque ese no fue el motivo de la sorpresa de Chloé, si no el hecho de que Queen Bee apareciese allí, dibujada en el cielo, como si protegiese el templo. Entonces Chloé supo que Nathaniel había hecho eso porque aunaba lo que él más amaba en el mundo, es decir, el arte y a la protectora rubia de París.

                Chloé no admitiría ni ante el mismísimo Dios que aquel día había tenido miedo, y no por ella precisamente. Un bombero había sido akumatizado y había empezado a atacar con inmensas bolas de fuego a los ciudadanos, por suerte ella, Rena Rouge, Ladybug y Chat Noir pudieron intervenir rápido, pero por desgracia el daño que este villano poducía a sus víctimas era muy real. Ella misma tuvo que cargar con Nathaniel hasta el hospital ya que una bola de fuego le había dado de lleno en el estómago y, aunque sabía que una vez Ladybug purificase el akuma los efectos la herida desaparecerían, también sabía que a Nathaniel no le quedaba mucho tiempo. Ladybug debió purificarlo unos segundos antes de su llegada pues esos ojos la miraron a los suyos y supo que todo había salido bien. Esa mirada que intercambiaron fue mágica.

               

Chloé ama a Nathaniel {Miraculous Ladybug/Nathloe}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora