La torpe partida.

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Ya había llegado el gran día y Yuuri se había levantado desde muy temprano para prepararse, no quería que ningún detalle, mancha o arruga estuvieran en su demás en su traje cuando fueran a ver a doctor Nikiforov.

El evento empezaría a las 11 am y el corte del listón al medio día. En el hotel donde estaban los Nikiforov era otro cuento. Ya pasaban de las 9 y ni Víctor ni su padre se habían preparado. El mayor se encontraba en la ducha y su hijo aún estaba en los brazos de Morfeo soñando con aquel muchacho. Se encontraban en un parque tomados de la mano y riendo, Víctor lo estrujo es sus brazos, se acercó más a él y cuando estaban a punto de besarse la alarma comenzó a sonar.

-Дерьмо- Dijo el albino tomando su celular y cerrando la alarma.

-Hey jovencito! Tu madre y yo no te educamos tantos años para que hables con esa boca- escucho a su padre del otro lado de la habitación. No se escuchaba molesto pero no le parecía que sus hijos dijeran groserías.

-Lo siento papá

Cuando el padre de Víctor salió del baño fue directo hacia su hijo.

-Vitya... que te pasa? Desde ayer estas tenso. Puedo saber porque. Me estas empezando a preocupar hijo.- dijo su padre viéndolo a los ojos.

-Quisiera contestarte padre, pero ni yo sé que me ocurre.- dijo Víctor

-Bueno... está bien. Desayuna y arréglate que hoy es el gran día. Les he hablado a muchos médicos sobre ti y la mayoría están ansiosos de conocerte.-

Ok.- se levantó y se dirigió a la regadera.

Ya eran aproximadamente las diez y ambos Nikiforov se encontraban desayunando en el restaurant del hotel. Menos mal que el hospital les quedaba a 10 minutos en auto, por que tomarían su tiempo para disfrutar de las delicias japonesas.

Yuuri y su madre ya habían comenzado su camino hacia el hospital. Yuuri estaba más que nervioso, estaba ansioso por volver a ver al Dr. Nikiforov y para ver de nuevo al hospital.

Llegaron 30 minutos antes de la inauguración, y a una esquina del salón de eventos que tenía el hospital se encontraban Chris y su padre hablando con los jefes de los distintos departamentos. El nipón no pasaba desapercibido, llevaba un traje negro algo ajustado con una corbata azul con el cabello recogido hacia atrás y sus gafas, pues aun no tenía lentillas. Chris lo vio desde que entro y supo de momento que aquel era el mismo chico del ostén del cual había se había prendado Víctor, así que sin pensarlo tomo su celular y le hablo al albino.

Cuando ya habían terminado de desayunar Víctor y su padre se dirigieron de nuevo a su habitación para arreglar algunos detalles de su vestimenta con la corbata y sus accesorios. Víctor no se sentía con muchos ánimos ese día, hasta pensó decirle a su padre que si lo disculpara y al día siguiente iría con él, pero cuando estaba a punto de tocarle el hombro a su padre el destino le jugó una mala, o mejor decirlo una excelente jugada, había sonado su celular. Por el tono de la canción supo que era Chris pues el día anterior el rubio había tomado su teléfono y ponerle de ring ton una de sus canciones favoritas

-hola Chris que paso?- contesto Víctor del otro lado de la bocina.

-El destino te ama mi pequeño amigo. A que no sabes a quien acabo de ver en el hospital.- dijo el rubio.

-No lo sé Chris, tu dime.

-Pues veras...como te digo que es el mismo nipón, con carita regordeta y buen trasero del otro día.

-NO ME JODAS!- dijo en tono entusiasmado. Al instante tapo su boca pues su padre le mando una mirada asesina desde el cuarto.-Lo siento papá.- grito del desde la otra habitación.

Medicando el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora