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C⃒a⃒p⃒i⃒t⃒u⃒l⃒o⃒ 1: B o s q u e, c u c h i l l o, n u e v a  
a m i g a .

Caminábamos por el pasto húmedo, mis zapatos que estaban impecables hace unos momentos ya no lo hacían más. El frío me congelaba hasta la médula y podía asegurar que no era una buena mezcla con los nervios. La niebla estaba esparcida por todo el lugar convirtiendo nuestra caminata más lenta y macabra; más por la razón de ella.
Mi amiga de cabellera rubia, me habló:
—Exactamente, ¿Qué buscamos?

Bueno, sobre eso. Ni yo lo sabía, un arma blanca es todo lo escuché por la línea del alguacil. Gracias a las habilidades de JinSol pudimos hackear la línea de la comisaria cerca de aquí y tenemos acceso a todas las llamadas importantes. A ambas nos encantan el misterio y resolverlos un poco antes que los policías, sacar las teorías y que al final alguna sea la correcta, nos da un poco de adrenalina a nuestra vida.

—Un cuchillo. El forense asegura que es un pequeño que no pasa de más de 15 cm.

Un asesino parece estar atacando a los alrededores, todos están asustados y más porque no es un lugar en el cual existan muchas muertes y menos un asesino a quien ya se le tituló serial y que ha terminado arrebatándole la vida a 4 personas en un lapso de 2 meses.
Todas las familias parecen tener temor por su futuro y más el de sus hijos. Nuestro campus no ha sido afectado, solo por el cuerpo que se encontró en las tuberías, pero gracias al cielo nadie de los estudiantes se ha lesionado o peor muerto.
Hasta mi madre está asustada y eso que esa mujer no le teme a nada, hoy fue mi despertador al llamarme temprano y mi hermano me manda mensajes cada hora.

Mi amiga me detuvo, y se llevó su dedo índice a la boca en señal de silencio. Movió su cabeza hacia el frente y la seguí, una figura se acercaba a nosotros pero a causa de la niebla era imposible identificar al dueño de ella.
Parecía que ninguna de las dos supo cómo reaccionar, el pavor nos dejó estáticas, hasta que mis piernas temblorosas decidieron responder y corrí tomando la mano de mi amiga. Antes de avanzáramos un centímetros otra mano detuvo a mi amiga, era una chica con uniforme en su mano izquierda traía una bolsa de cartón.

—Hola—nos sonrió.— Soy Sana, Minatozaki Sana.

La nueva alumna transferida de Japón. Su padre es un importante productor de videos musicales.

—¿Qué haces aquí?—le cuestioné.— No crees que es peligroso andar sola por aquí y más en esta situación de riesgo.

Bien, este consejo también era para nosotras.

—Es un bosque pensé que podía haber animales, así que traje esto—levantó la bolsa,— Así podría alimentarlos.

—No parece un buena opción y más cuando un asesino anda suelto—negó JinSoul, puedo verla al cabreada por la actitud de Sana.

—Dudo que el asesino quiera hacerme algo, no le he hecho nada—volvió a sonreír.

—El asesino parece estar eligiendo sus víctimas al azar, no porque le hayan hecho algo, mata por diversión. Así que deberías pensarlo.

—Les haré caso solo si aceptan beber un café conmigo—junta sus manos en forma de suplica.— No tengo con quien pasar el rato, por favor.

JinSol negó rápidamente, sabía que no quiere pasar su tarde de esta manera probablemente quiera seguir investigando sobre el caso. La miré e hice un pequeña mueca, ella solo negó y cruzó sus brazos sobre su pecho.

—Estamos algo ocupadas—le sonreí mientras pateaba una pequeña rama frente a mi,— quizás mañana.

—Entonces me quedaré aquí—abrió su bolsa en busca de algo.

—Bueno, bueno—la detuvo JinSoul.— Iremos contigo, no vayas a confundir esto con amistad solo no deseamos un asesinato más.

Le di un empujón y ella solo agregó:
—Somos compañeros, debemos cuidarnos unos a los otros.

—Lo se—Sana mostró una pequeña sonrisa.— Esto me hace feliz, creo que seré su amiga.

JinSol solo negó, comenzó a caminar hacia al norte dirigiéndose al lugar por el cual entramos.

—Sana–la llame al darme cuenta que JinSoul se ha adelantado lo suficiente.— A veces se estresa con facilidad, suele hablar muy duro, espero que puedas tratar con ella.

—No me molesta, creo que es divertida. Su cara se parece a una manzana cuando se enoja—rió y yo también.— Gracias por aceptar, se que lo hacen por que las obligue.

—Después de todo creo que podemos ser buenas compañeras—mentí. No deseaba tener a un chica como ella cerca de mi, pero compartimos clase.

—Maldito árbol, maldita niebla, maldito día—los quejidos de JinSol eran bastante audibles.

—Parece ser que tienes un mal día.

El comentario hecho por Sana hizo que JinSoul se detuviera en seco y diera un giro de 180 grados. Hice gestos exagerados para que pensara antes de actuar pero no parece notarme, solo iba en contra de su presa.

—Y todo por ti, niña mimada. Estábamos en medio de algo importante y tenemos que parar solo por ti, mejor dicho por SeJeong me lo pidió si fuera por mi te hubiera dejado ahí—dijo muy cerca del rostro de Sana.

—¿Qué van a pedir?—preguntó Sana, evitando a JinSol.— Está algo frío así que yo pediré un chocolate caliente. SeJeong ¿Tú qué pedirás?

—No lo sé, quizás café—Sana entrelazó su brazo con el mío y me obligó a caminar rápido hacia la puerta de la cafetería.

Pude observar por las puerta de cristal a Fan ChenCheng charlando con sus amigos y riendo, no deseaba entrar. Menos así, mi cabello está hecho un desastre, no importa creo que terminará ignorándome como todos los días.

—¿Qué hacen ahí? Entremos—JinSoul es la primera en pisar el lugar.

Sana sigue arrastrándome, no puedo ni siquiera levantar mi mirada. Las risas se detienen y escucho a sus amigos murmurar algo.
JinSol eligió una mesa bastante lejana a él.

—Mira para acá como todo un acosador pero no es capaz de acercarse. Idiota.

—JinSol—susurré molesta.

—No puedes negar que es todo un patán. Ni siquiera te dirge la palabra en todo el día y menos se digna a mirarte.

—¿Quién?—Sana recargó sus codos en la mesa.— Quiero saber.

—Nada. JinSol está teniendo un mal día que hasta ya empieza a delirar—miré a Sana.— Le pasa cada vez que explota.

—Ohh, debe ser por mi culpa—dijo en voz baja.— Perdón, JinSol.

—Ong me mando un mensaje. Al parecer hay otra pista, dice que nos reunamos en la noche.

—¿Quién es Ong?

—Sana, no son tus asuntos—una sonrisa amarga se plantó en el rostro de mi amiga.

—Ong, es nuestro amigo y compañero. Quizás puedas conocerlo después.

—Suena como un chico genial. Quiero conocerlo.

—Lo harás.

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