Este monstruo se asoció inmediatamente con dos elementos en particular: los bosques y los niños. El folklore que lo rodea cuenta historias en las cuales niños desaparecen al jugar cerca de un bosque, para reaparecer como cuerpos horriblemente mutilados. También se lo asoció a los incendios; haciéndole aparecer en varias fotos apenas dibujado entre el humo de alguna casa que desaparecía entre las llamas. Básicamente se esconde en el humo, la niebla o entre los árboles, y su aparición se da antes de misteriosas desapariciones, u horrendas matanzas asociadas con niños. Como cualquier mito, está sujeto a un constante cambio, y desde la aparición de diversas ficciones que lo toman como protagonista se ha aceptado que suele acechar a aquellos que saben de él, al igual que niños o gente que guste de dar paseos por el bosque.