monedas de chocolate | taekook

❁Capítulo 20❁

Meses después.

La familia de TaeHyung había dejado a algunos de sus familiares a cargo de la tienda, mientras que ellos preparaban todo para el viaje por las vacaciones de sus hijos. Tuvieron que crear un juego para decidir si iban a las montañas o la playa.

Tae deseó que fuera las montañas, quería internarse en un bosque con su familia y JungKook. ¿Creían que dejaría a su Kookie solo en la ciudad por dos semanas?, ni hablar.

—Bueno familia, saquen sus papeles—dijo la señora Kim moviendo los papeles dentro de la gorra que usaba TaeHyung últimamente.

Cuando dijo: familia, JungKook sonrió, ella era muy amable con él y aunque notara el comportamiento de ambos adolescentes algo cercana, no opinaba al respecto.

Tae metió su mano rápidamente, tomó un papel y al abrirlo gritó alegre.

—¡Montaña!

Saltó del sillón abrazando a Yeontan que ladraba al ver a su dueño así.

—¡Kim TaeHyung!, ¡Espera a todos!—recibió el golpe de su mamá tras sus orejas.

—¡Ah!, lo siento.

—Tu voto ya no cuenta—anunció su mamá entre las burlas de sus hermanos.

Se sentó al lado de JungKook con un puchero, este sólo le sonrió tierno para pasarle la mano por el cabello.

Cuando todos tuvieron sus papeles comenzaron a abrirlos. MinHee gritó al ver que su papel mostraba la montaña, mientras que Seung gritó de alegría al ver la palabra “playa”, como si de tensión se tratara cada uno de sus padres sacó un papel diferente dejando un empate.

—JungKookie confío en ti—murmuró Tae abrazándolo y presionando su frente en el hombro.

—¡Oppa vamos Oppa, ese papel dice playa!

Podía ser un simple viaje pero se sentía nervioso, quería ver allí la palabra montaña ya que así podría dormir con TaeHyung por el “frío” y tomar fotos lindas de él, como siempre.

—Montaña.

Miró a Tae que gritó saltando en el sillón enseñándole la lengua a sus hermanos que gritaban de horror.

[…]

Tomó las mejillas del menor para besarlo lentamente, contra la puerta de su habitación y presionando sus cuerpos. Sí, habían avanzado bastante en su relación que aún no tenía título, no lo encontraban necesario.

—Dos semanas mi pequeño Kookie—murmuró bastante bajo a pesar que sus padres tuvieran música en el primer piso mientras ordenaban todo para el viaje.

Jeon buscó los labios de Tae para morderlos, había tenido ganas de besarlo desde el puchero que había hecho.

—Deberías besarme más, son horas de viaje sin...

Tae no lo dejó terminar, lo calló besándolo de improvisto. Sonrió entre el beso, se sintió tan feliz cuando Tae sonrió igualmente en aquel beso, se sintió lindo, muy lindo e indescriptible.

—Ah JungKookie, me haces perder la cabeza pequeño.

Dejó un beso en el cuello del menor y otro más abajo, pero se complicó cuando quiso seguir y el cuello de tortuga de su suéter rojo no lo dejó.

El menor alejó a Tae, tomó su suéter rápidamente y se lo quitó.

—Marcame, por favor Hyung.

Abrazó a Tae de la cintura llevándolo más cerca de él. Sintió la lengua del mayor y luego sus labios, succionando la tibia piel que tenía un dulce sabor.

Oprimió un gemido al sentir los dientes tirar de su piel, se sentía como en el paraíso y al mismo tiempo como el infierno.

—Tae, baja con JungKook para que coman algo—la señora Kim tocó la puerta asustando a ambos chicos.

JungKook empujó a Tae lejos mientras buscaba algo asustado su suéter. Vió sus labios rojos en el espejo que decoraba la mesa de noche en esa habitación. No había escape.

—Está bien.

Nadie volvió a tocar, JungKook se mantuvo en el suelo mirando la marca que tenía en su clavícula y mirando a Tae por el reflejo.

—Deberían saberlo, cada vez es más obvio.

Tae asintió, se acercó al menos y le besó la cabeza con ternura.

—Cuando el viaje acabe les diré, sé que los prejuicios están pero es lo que quiero.