Cuando volví a la mesa, me encontré a todos felices hablando. No sabía cómo sentirme, ¿había hecho el ridículo? Esa escenita que monté, ¿para que sirvió? Para nada... Me sentía como si fuera un niño que después de coger una rabieta se arrepiente de lo que ha hecho.
- ¿Estás bien, Raúl? Te noto algo diferente... – dijo Carla
No sabía que contestar, pero para no preocuparles, con una sonrisa falsa dije:
- Sí, tranquila. Seguramente la hamburguesa me sentó algo mal.
- Nunca se puede fiar de lo que te pongan en estos antros. Lo venden como carne pero fijo que es mi polla. – dijo Jony.
- Si fuera tu polla no daría ni para media ración de nuggets – dijo Alex.
Todos reímos. Incluso yo, que me veía pálido... Al fin y al cabo, ¿qué le podía hacer?
Cuando la persona a la que amas, está enamorada de otra persona no puedes hacer mucho. Solo aceptarlo y seguir adelante. Y si no puedes, solo vete para no sentir culpable a aquella persona tan importante para ti.
Me senté y continúe comiendo la hamburguesa que deje a medias.
- Por cierto, si ves que te faltan patatas, Raúl, es porque Nayeli te ha robado – dijo Carla.
- Eh! Tu también has cogido! – dijo la chica A. No había hablado nunca con ella, era simplemente una chica del grupo de gente que se iba al parque a pasar la tarde entre el humo de porros y rimas improvisadas, pero al parecer se llamaba Nayeli. Era morena, y llevaba gafas.
- No pasa nada – reí - tampoco dudo que me las pueda comer todas, así que adelante.
Cuando dije esas palabras, Jony cogió el tenedor de plástico y empezó a pinchar las patatas y llevárselas a la boca a la velocidad de la luz.
Todos le mirábamos con una cara diciendo "qué cojones hace", pero le dejamos comer tranquilamente. Nadie sabía a dónde iba todo lo que comía Jony, pues era bastante delgado, pero no tanto como yo.
Una vez todos acabamos de comer, pagamos cada uno su comida y nos fuimos hacia el parque.
- Y como se siente al tener sonando las 24 horas del día en tu casa a Chuty, Jareño? – dijo Alex
- Bueno, estaba preparado para eso el día que le regale un disco suyo.
Cuando escuche esas palabras, no me lo podía creer. ¿Era todo un simple error? ¿Asesiné mis ilusiones antes de tiempo? Igualmente, tenía que confirmarlo, así que me acerque a Carla, que estaba sola mirando el móvil. Tenía que saber qué relación tenía con ese hombre.
- ¡Carla! ¿Qué haces?
- ¡Ostia! – Dijo sorprendida dando un salto – ¡no me asustes así! – dijo fingiendo estar molestada. Me encantaba verla feliz...
- Parece que Jareño es muy bueno improvisando. No puedo esperar para verle.
- Bueno, ¡al fin y al cabo es mi maestro! ¡Gracias a él descubrí el rap! Te lo dije ayer – dijo con una sonrisa enorme.
No dejo de decirlo... Pero cada vez que veía esa sonrisa sentía como si un tornado estuviera entre mis costillas.
Pero bueno... era su hermano al final.
No podía creer lo imbécil que era al creer tal cosa, y mi pecho sintió un alivio. Si me dijera que realmente estaban juntos... no sabría que hacer sinceramente... Creo que los nervios se habrían apoderado de mí y me habría ido.
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Cosas de la vida
RomanceEl protagonista narra como el amor es capaz de cambiarle la vida completamente.