Sweet awakening

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Me desperté con los rayos del sol acariciando mi cara. Abrí los ojos lentamente, ya que me pesaban mucho. Me encontraba en mi cama, pero no estaba sola. Mis piernas se enredaban con las suyas formando un lío, estábamos justamente en frente, podía sentir su cálido respirar sobre mi cara. El sol nos pegaba de lleno e iluminaba toda la habitación, su brazo rodeando mi cintura, como protegiéndome. Tenía su pelo todo revuelto y su boca se entre abría para dejar escapar pequeños suspiros. Era tan dulce verlo así, parecía un pequeño niño indefenso que solo necesita amor. Le aparté, con cuidado de no despertalo, unos mechones sueltos por su cara. Estaba tan natural, tan él, que me era imposible dejar de admirarlo. Se removió un poco y con su mano me pegó aún más a él. Nuestras narices se tocaban y podía escuchar el latido de nuestros corazones. De repente sonó mi móvil, inmediatamente Brad se incorporó en la cama diciendo somnoliento

- Voy a llegar tarde - dicho esto se desperezó y abrió los ojos lentamente sin darse aún cuenta de mi presencia.

Mi móvil había dejado de sonar, él miró hacia un lado y me vio. Se sorprendió, luego se río de si mismo, puso sus manos en su cara y se dejó caer de nuevo hacia atrás.

- Vaya manera de hacer el tonto - dijo con una voz increíblemente ronca de recién levantado.

- Bueno ya somos dos que creían que era lunes - dije sonriéndole.

Miré el reloj de mi mesita, eran las tres de la tarde. Madre mía que tarde, habíamos dormido por horas. Pero al fin y al cabo era sábado, los sábados están para descansar. Aún así yo seguía teniendo sueño y me dolía todo. Puede que ayer me hubiera pasado un poco con la bebida.

- Bueno creo que estás un poco desorientado. ¡Bienvenido a mi habitación!-

Se frotó los ojos para conseguir ver mejor y fue recorriendo con la mirada cada pequeño detalle de mi cuarto. El armario estaba abierto, habían zapatos tirados por el suelo, era todo un verdadero desastre. Pero el cuarto se veía muy luminoso y tenía un olor especial a agua de mar. Muchas de mis ropas ya habian perdido este olor a mar pero aún persistía en mi armario. Se levantó de la cama y anduvo hasta mi sección de fotos colgadas en un tablero de corcho. Me levanté y me puse a su lado admirando como su ojos recorrían cada unas de mis fotos y con ellas mis recuerdos. Cogió una de ellas y la descolgó. En la foto aparecía una pequeña niña rubia de unos 3 añitos que se escondía tras la pierna protectora de su padre. Me abracé con mis brazos al sentir un pequeño escalofrío en mi espalda.

- Pareces tan adorable en esta foto, abrazada a la pierna de tu padre - me dijo él mirando la foto fijamente.

Bajé la mirada al suelo, la voz casi no me salía.

- Él ya no está - dije entrecortadamente, sintiendo en mi voz una gran tristeza.

Dejó la foto cuidadosamente en su lugar, se volvió hacia mí y me abrazó fuertemente.

- No te preocupes, seguro que estaría muy orgulloso de su hija, que ha llegado hasta la universidad para estudiar medicina - me dijo suavemente.

Estaba abrazada a él cuando escuché el timbre de mi portal.  Me preguntaba quien sería, tal vez gente vendiendo propaganda.

Me aparté de él y le dije que iba a ver quien era.

- ¿Quién es? - pregunté a través del telefonillo.

- Soy yo cariño - cuando escuché su voz me congelé, era mi madre.

- Ahora te abro mamá - le dije y colgué.

- ¡Laua, despiértate, es mi madre! ¡James! -

Al escucharlo Laura se levantó bruscamente y tiró a James al suelo.

Wild and free~ Bradley SimpsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora