C2: Préstamos y condiciones

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LORELAI

No todo en la vida es color rosa, no debemos de celebrar antes de asegurarnos de que todo saldrá conforme lo planeamos, ese fue el error que cometí. Bien, Rory había sido aceptada en Chilton, de ahora en adelante iría a una buena escuela, pero esta no era para nada económica.

Por poco se me salen los ojos al observar el costo de las mensualidades, después de nuestra pequeña celebración en el hotel, llegamos a casa más felices que nunca, mi hija se fue a probar el que sería su nuevo uniforme y yo opté por examinar la carta que Chilton me había mandado.

Mi trabajo me proporcionaba una estable cantidad de dinero que fácilmente nos permitía vivir satisfaciendo nuestras necesidades, sin embargo no era accesible para pagar los gastos de Rory en Chilton, los múltiples ceros en la cifra de la mensualidad me hicieron tragar saliva, necesitaba un préstamo con urgencia.

Llamé a distintos bancos a los que estaba afiliada, pero ninguno me dio la respuesta que quería, necesitaba algún aval que pudiera pagar en caso de que yo no lo hiciera, no tenía opción.

Después de rogar a cada uno de esos bancos decidí que solo me quedaba recurrir a la ayuda de mis padres, estaba segura de que me darían la espalda, era una maleducada, nunca los visitaba pero cuando estaba en problemas siempre buscaba su apoyo, la mayoría de las veces, económicamente.

Rory salió de su cuarto con el uniforme puesto, la blusa le quedaba perfecto, pero el largo de la falda la hacía parecer una monja, me reí al ver su aspecto.

- Bueno cariño, es obvio que tendré que arreglar esa falda. - Dije mientras daba una vuelta a su alrededor para inspeccionar qué modificaciones le haría a esa horrible prenda.

- ¿Arreglar? Así me gusta. - Le dio una mirada la falda y fruncía el ceño, rodé los ojos.

- Dios, ¿Por qué no me diste una hija normal? - Miré el techo.

- Porque no eres alguien que merece ser reconocido como normal, mamá. De tal palo, tal astilla.

- A veces pienso que dentro de ti vive una anciana. - Reí.

- Entonces en tu interior hay una niña pequeña.

Touché.

- Cierto, ahora dame esa falda. - Esperé un minuto para que mi anciana hija me entregara la falda.

- No la hagas muy corta, por favor.

- Como usted ordene, madame. - Dije mientras subía las escaleras, rumbo a mi cuarto.

👠👠👠

Inhala y exhala.

Me encontraba afuera de la casa de mis padres, sin duda alguna consideraba que fue una pésima idea presentarme ante ellos y pedirles dinero.

Estaba a punto de marcharme, pero en ese momento la realidad me golpeó de manera fuerte: ¿Realmente huiría? Después de todo, el futuro de Rory estaba en mis manos, no dejaría que mi hija sufriera las consecuencias de su madre coyona que no tenía el valor suficiente para enfrentar a sus progenitores.

Antes de arrepentirme de lo que iba a hacer, decidí tocar la puerta.

Es ahora o nunca, pensé.

No tuve que esperar mucho para que una mujer abriera la puerta. ¿Rosa? ¿María? ¿Antonieta? ¿Quién era? Mi madre contrataba y despedía empleados a diestra y siniestra, por lo regular una sirvienta solo duraba un par de días trabajando para Emily Gilmore.

Gilmore GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora