¡CÓMEME!

Solas

Recuerdo muy bien el día en que Gina y yo nos quedamos solas en su casa, su mamá había salido a hacer las compras y sabia que estaríamos solas por algunas horas ya que su mamá solía tardarse mucho, ella vestía una blusa rosada con un lindo escote, me encantaba ver su piel, era suave y en mis fantasías deliciosa. Me acerqué a ella hasta pegar mi cuerpo en el suyo.

- Katy qué ocurre- había preguntado con su dulce voz. La cual me encantaba.

-Quería sentirte- le respondí- me gustas Gin.

Ella me miró con los ojos abiertos.

- Estás bromeando, ¿verdad? - no podía echarme para tras, ya llevaba mucho tiempo callando lo que sentía por mi amiga.

- No, Gin y tal vez me rechaces, tenia miedo de decirlo, pero te amo, sé que me vas a odiar por esto, pero de verdad te amo.

Ella se quedó un largo rato callada, me sentía mal por habérselo confesado, pero igual sentía que me quitaba un gran peso de encima. 

- ¡Oh, Kat! - suspiró y me tomó las mejillas con sus manos, lo cual me sorprendió mucho.

- No sé qué decirte, pero...- me acercó a su boca y saboreó mis labios por completo. Sus labios estaban frescos y por alguna razón me encantaro, eran suaves, firmes, sexys, eran labios femeninos sobre los míos. - Tal vez hay que intentarlo.